Alan Valentín Tejada jugaba con cinco amigos a subirse y bajarse de un tren carguero en el departamento Albardón cuando se resbaló y fue arrollado. Una travesura que terminó con una ambulancia, un traslado al Hospital Guillermo Rawson y dos amputaciones. A seis meses del incidente, su familia contó a Diario de Cuyo cómo es hoy la vida del niño sanjuanino: con asistencia psicológica y médica, y sin salir a la calle.
El joven tiene 13 años y sigue viviendo en una vivienda de la localidad La Cañada, a metros de las vías del tren, donde perdió una pierna y los dedos del otro pie. Con el paso de los días empezó de a poco a retomar su vida, su cotidianidad, mientras espera por una prótesis que le permita volver a caminar, o intentarlo. Su mamá Viviana Vargas contó que su hijo es asistido por una psicóloga porque aún le cuesta hablar del siniestro y salir de su casa. “Tratamos de hacerlo sentir bien, pero no lo mañoseamos. Y si bien él no se siente discriminado en ningún lugar, le cuesta mucho salir a la calle”, explicó.
Alan asiste a rehabilitación kinesiológica en el Hospital Rawson 2 veces por semana. Su familia lo acompaña, lo asiste y motiva para que no falte a las sesiones. “Antes íbamos una vez por semana, pero ahora pedimos que fuera dos veces en la misma semana. Porque si no, debía faltar a la escuela y no queremos que pierda días de clases. Asiste a la escuela semana por medio”, sostuvo Viviana.
Además va a la escuela y se siente feliz. “Hacemos lo que podemos con él y estamos esperando que llegue una prótesis para que lo operen y pueda volver a caminar por sus propios medios. Ahora se moviliza en silla de ruedas, pero en otras ocasiones lo hace con muletas”, dijo la mamá. Y agregó: “Apoya lo que le quedó de uno de sus pies, pero se cansa mucho”.
Mientras el joven recupera su vida, la familia pide más seguridad en las vías del tren donde sucedió el accidente. Según comentaron al diario local, nunca pusieron alambrado ni ningún tipo de barrera en las vías a pesar de que hay niños en las inmediaciones. El tren pasa dos veces al día y hay temor en la comunidad. “Las vías casi que pasan por el fondo de mi casa y tengo mucho miedo por mis hijos. Cuando fue el accidente nos dijeron que iban a poner algo de seguridad, pero eso aún no sucedió y ya pasaron muchos meses de ese día”, comentó Olivia Olivares, una de las vecinas.