En un consorcio de la provincia de San Juan un conocido represor se convirtió en el terror de los vecinos. Daniel Rolando Gómez, condenado por crímenes de lesa humanidad, amenazó a una mujer que, ante los reiterados episodios, tuvo que abandonar su departamento. Pero no sería la única víctima: se supo hace varios años protagonizó una pelea con otro habitante del edificio y ante la disputa también terminó abandonando el lugar.
Según publicó Tiempo de San Juan, Gómez goza de la prisión domiciliaria desde hace cinco años. Le otorgaron ese beneficio por padecer una enfermedad terminal. Sin embargo, su estado de salud no le impide seguir vinculado con los escándalos, aun cuando tiene custodia policial. Es que ahora se supo que recibió dos denuncias vecinales por amenazas y otros delitos.
El último episodio ocurrió en el consorcio Centro de Empleados de Comercio, ubicado en Capital. Allí la víctima, según su testimonio en sede policial, fue insultada, amenazada y amedrentada por este hombre. La situación fue grave, al punto que la mujer y sus hijos tuvieron que marcharse del edificio por miedo a represalias. El caso llegó incluso a la Fiscalía Federal y a la Dirección de la Mujer.
"Estoy en la puerta de mi departamento fumando y el señor Gómez está dele insultarme, salió dos veces de su departamento a insultarme y amenazarme. Las palabras que se puedan imaginar me dijo. Además de decirme que me vaya, que a partir de ahora voy a compadecer, me voy a arrepentir de vivir acá”, relató la damnificada en un grupo de Whastapp.
Gómez ya fue denunciado previamente por otros vecinos. Aparentemente en esta ocasión el hombre asistió a una reunión de consorcio y esto desató la ira de una familia. Las diferencias entre ambas partes provocaron una convivencia "terrible". La familia también se terminó yendo del domicilio.
Durante la Dictadura, el represor fue la de máxima autoridad militar a cargo de los detenidos políticos en el Penal de Chimbas. Fue doblemente condenado a cadena perpetua en los mega juicios por ser coautor de los delitos de privación ilegítima de la libertad, amenazas y violencia, tormentos agravados, tormentos seguidos de muerte, homicidio doblemente agravado por alevosía y premeditación.
Sin embargo por su salud goza de la prisión domiciliaria, se pasea por los espacios comunes del consorcio y hasta sale a la calle a abrir la puerta de acceso a su pareja.