Sabiendo que la posibilidad de contagiarse de coronavirus o de otra enfermedad es mucho mayor cuando se trabaja en un hospital, un sanjuanino decidió asilarse de su familia con el fin de protegerlos. Esta es la historia real de Andrés González, quien desde hace varios años cumple funciones en el Servicio de Diagnóstico por Imágenes del Hospital Rawson y había prometido alejarse de su esposa embarazada e hijos cuando se detectara el primer positivo en la provincia. Y cumplió el 28 de marzo, cuando comunicaron el primer caso de coronavirus.
El trabajador de Salud no puede abrazar a sus seres queridos desde hace un mes, sólo se conforma con las videollamadas diarias que hacen que no extrañe tanto. "Me cuesta cuando mis niños me dicen que quieren estar conmigo, me pone muy mal. Me piden que estemos juntos en familia y me da el bajón ", contó este héroe de capa blanca a Telesol Diario.
Andrés señaló que cuando el gobernador Sergio Uñac anunció que una pediatra que había llegado de España había dado positivo de coronavirus, inmediatamente ayudó a su esposa Yohana e hijos Thiago y Jazmín a armar las valijas para que se trasladaran a lo de sus padres. Ante el temor de contraer el virus y contagiar a los suyos, decidió quedarse solo en su casa del departamento Santa Lucía.
“La decisión la tomamos en familia. Cuando llegó la pandemia a la Argentina, lo primero que dije fue ‘justo mi esposa está embarazada’. Entonces empecé a pensar en cómo íbamos a hacer. Sentí preocupación y tuve expectativas de que el contagio se cortara”, dijo.
Al profesional ya le tocó atender casos sospechosos, aunque dice que está tranquilo y se enfoca en hacer caso a las medidas preventivas. “Hay que tenerle respeto a este virus, pero no miedo. En mi caso sé que tengo que cuidarme con las protecciones correspondientes. No me pongo nervioso. Converso con mis colegas para tratar de llevarles tranquilidad”, apuntó.
Ahora Andrés no sabe cuándo volverá a ver a su familia o a su hijo que está por nacer. Sin embargo, sabe que todo esfuerzo que hace valdrá la pena. "Después de esto a mis hijos les diría que valoren cada momento, que más adelante valoren el hecho de ir a la escuela, disfrutar de los padres, de sus amigos, de los primos, de compartir una merienda, porque uno nunca sabe lo que puede pasar en una situación así", expresó.
