Un grupo de jugadores de UPCN, equipo multicampeón del vóley argentino, atraviesa una verdadera pesadilla desde que se decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio. Según contaron a Tiempo de San Juan, no tuvieron tiempo de regresar a sus casas y llevan casi un mes sin ver a sus familias. Cuatro de ellos viven en Rosario y Buenos Aires, y el quinto en Cuba, destino al que es aún más difícil de viajar ante el cierre total de fronteras y aeropuertos.
Los jugadores afectados por la pandemia son Sebastián Brajkovic, Ignacio Luengas, Nicolás Zerba, Federico Martina y el cubano Miguel López. Todos están hospedados en los departamentos que les cedió la institución a principio de la temporada, en medio de una situación desesperante y de incertidumbre total.
"Creo que nadie imaginaba una situación como la que estamos atravesando. En lo personal cada día se hace más complejo. Se está haciendo muy difícil seguir esperando para poder regresar a nuestras casas. Mi familia está preocupada por no poder estar con ellos y también es muy difícil pasar el día a día sin saber cómo vamos a regresar", contó angustiado Brajkovic a Tiempo de San Juan.
La cuarentena los sorprendió cuando estaban en San Juan. Después de que se paralizara el deporte y la ACLAV decretara el final de la Liga A1, los jugadores intentaron volver a sus hogares por tierra y aire pero no pudieron. Brajkovic intentó viajar a Rosario en vehículo particular pero los puntos limítrofes estaban casi blindados y tuvo que volver. Lo mismo ocurrió con sus colegas.
"Hice de todo para volver a casa, pero no se pudo. Para esa fecha algunos aeropuertos estaban cerrados en Latinoamérica, que me sirven de conexiones y escala. Y cuando pasaron los días todo fue empeorando un poco más. La situación se volvió drástica. Después vino el cierre de la frontera terrestre, lo que me impedía volver por lo menos a Buenos Aires para ver si salía algún avión a Cuba. Hablé con la embajada, pero todavía no hay novedades", señaló el cubano López.
Ahora los jugadores dicen atravesar una verdadera pesadilla. Están encerrados y lejos de sus afectos. "Tengo a mi mujer y una hija de 1 año y 4 meses que no puedo ver y eso es lo más triste. Tratamos de hacer videollamadas todo el tiempo para sentirnos, al menos por un rato, más cerca. Pero no sé cuándo va a terminar esto, pero deseo que sea lo más pronto posible", expresó Brajkovic.
