Le dieron dos días de vida pero su mamá lo salvó donándole un órgano

Jero es un bebé sanjuanino y le diagnosticaron una terrible enfermedad. No había esperanzas y su mamá lo salvó.

Jerónimo con sus papás, ya de vuelta en San Juan.
Jerónimo con sus papás, ya de vuelta en San Juan.

Jeronimo es un bebé de San Juan que tenía tres meses cuando los médicos le diagnosticaron artesia biliar, una enfermedad que afecta las vías que transportan la bilis, desde el hígado hasta la vesícula biliar. Los médicos le dieron 48 horas de vida pero su mamá lo salvó con un trasplante. Jero estuvo al borde de la muerte pero sobrevivió y sus padres contaron la emocionante historia a Diario de Cuyo.

La primera en notar algo extraño fue su mamá, Eloisa Godoy (25), que le vio una pequeña roncha en uno de los brazos a su bebé recién nacido. La marca desapareció en cuestión de horas y por eso Eloisa no le dio mayor importancia. Sin embargo, al día siguiente el bebé amaneció con todo el cuerpo lleno de manchas y esa fue la primer visita que sus padres hicieron al pediatra. Tras varios análisis indicados por la médica se confirmó la enfermedad del pequeño y le indicaron una cirugía urgente. El nene fue operado pero un punto se soltó y le provocó una peritonitis que lo dejó muy grave.

Los riñones del bebé empezaron a fallar, su cuerpo empezó a deteriorarse y los profesionales de la salud le dijeron a sus padres que a Jero le quedaban nada más que 48 horas de vida. "Acá en San Juan no hay una máquina para dializar o un hemofiltro para un nene tan chiquito", relató el papá del nene al diario local. Los padres del pequeño nunca perdieron las esperanzas y pidieron que fuera trasladado a Buenos Aires para seguir tratándose. "No me iba a quedar pensando por qué no lo hicimos. En San Juan se moría", explicó su papá.

Jero fue internado en el Hospital Austral, de Pilar, y ahí lo operaron de nuevo. "Lo dejaron abierto durante seis días porque empezó a sangrar, lo dializaban pero el hígado también empezó a fallar", comentó su mamá. La única alternativa era un trasplante y Eloisa era compatible con su hijo. El 8 de noviembre, ella y su bebé entraron al quirófano y Jero recibió una parte del hígado de su mamá. "Cuando me dijeron que tenía que donarle el hígado yo ni lo dudé. Si con un pedazo de mi órgano lo salvaba, lo iba a hacer", explicó la mujer

Hoy Jero tiene seis meses y, a pesar de que todavía se alimenta por una sonda, dentro de poco podrá volver a tomar de su mamadera. "Nosotros le hablábamos siempre porque si bien estaba conectado a un montón de aparatos, cables, respirador, cuando nos sentía nos apretaba el dedo y eso nos impulsaba a seguir mucho más", recordó Eloisa.