El portavoz del gobierno ruso, Dmitri Peskov, explicó a la prensa que aún no brindaron la información necesaria a la OMS para la certificación de la vacuna Sputnik V porque tenían “una visión diferente” de los datos que había que transmitir y de cómo había que proporcionarlos.
“Tenemos normas diferentes”, explicó, precisando que Rusia estaba “adaptándose progresivamente a estas exigencias” y que las autoridades rusas no tenían nada que reprocharse.
Anunciada por el presidente Vladimir Putin a mediados de 2020 y desplegada meses más tarde por todo el mundo, la Sputnik V es utilizada por varias decenas de países y su fiabilidad fue validada por la prestigiosa revista médica The Lancet.
Sin embargo, hasta ahora no ha sido homologada ni por la OMS ni por las autoridades médicas de la Unión Europea ante la incapacidad de Rusia de proporcionar los documentos necesarios para demostrar que es segura y eficaz.
Rusia también tiene dificultades para convencer a su propio pueblo de que recurra a la Sputnik V, en un contexto de gran desconfianza hacia las autoridades.
“Los otros fabricantes de vacunas han logrado comprender lo que la OMS les pide para la certificación. Y sólo ‘los nuestros’ no lo entienden”, ironizó el martes el Fondo de la Lucha contra la Corrupción (FBK) del principal opositor ruso encarcelado Alexéi Navalni, en Twitter.
“Y el resultado es que nuestros propios ciudadanos no confían en esta vacuna, porque la OMS no puede homologarla”, lamentó el FBK.
Según el recuento de referencia de la página web Gogov, 42,2% de la población rusa está vacunada contra esta enfermedad.
Con información de AFP