Desde que comenzó la pandemia por coronavirus, varios estudios científicos informaron al mundo sobre las secuelas que podrían tener los pacientes luego de haber transitado la enfermedad. En los últimos días, se confirmó que la infección grave de SARS-CoV-2 afecta la función tiroidea.
Según un estudio realizado por un grupo de investigadores italianos y encabezado por la doctora Ilaria Muller, los efectos podrían durar hasta un año después de haber desaparecido el COVID-19 en el organismo.
“Durante la enfermedad de COVID-19 de moderada a grave, la aparición de tiroiditis (inflamación de la glándula tiroides) juega un papel importante en la disfunción tiroidea, además de otros mecanismos bien conocidos que actúan principalmente en el eje hipotálamo-hipófisis-tiroides. El desequilibrio hormonal suele ser leve, pero aumenta en los casos graves de COVID-19″, indicaron en el 24º Congreso Europeo de Endocrinología en Milán.
Para llevar acabo el estudio, se examinó a más de 100 personas en grave estado de coronavirus y analizaro
n su TSH, hormona estimulante de la tiroides. En una parte de los casos, la tiroiditis se produjo con frecuencia, en otros desapareció y en algunos, incluso 12 meses después de haberse curado de COVID-19, la tiroiditis siguió visible.
Además, sostuvieron que se desconocen las consecuencias clínicas a largo plazo.
Qué función cumple la glándula tiroides
La tiroides es una glándula que se encuentra en el cuello, arriba de la clavícula y cumple una función muy importante. Es que es una de las glándulas endocrinas que producen hormonas, las cuales regulan muchas actividades del cuerpo y son cruciales para el desarrollo del metabolismo.
La glándula tiroides genera hormonas adicionales cuando el cuerpo necesita más energía en situaciones particulares, como cuando está creciendo, tiene frío o está transitando un embarazo.
Se estima que en Argentina hay más de dos millones de personas que sufren transtornos en su tiroides y muchos de ellos no lo saben.