La ciudad de Cachi es uno de los puntos del país conocido por su avistamiento de objetos voladores no identificados, por lo que no es sorpresa que Antonio Zuleta sea nativo de allí. Este vecino investiga ovnis desde hace más de treinta años, y desde hace un tiempo se centra en los restos petrificados de un cráneo que sostiene es de otro planeta.
Zuleta sostiene que el visitante tendría 80 centímetros de altura, y que por el tiempo y los sedimentos se ocasionaron una serie de deformaciones y hundimientos, dejando incluso la oreja derecha un poco más arriba, y se rompió lo que parece ser el ojo a causa de la presión.
En diálogo con La Gaceta, Zuleta explicó que esta cabeza es claramente de un extraterrestre, y que “según la ciencia y lo que estudian los antropólogos, para que un cráneo se petrifique no tarda menos de 300 millones de años y suele no ser perfecta porque los estudiosos dicen que al pasar tantos años los sedimentos, donde estaba el cráneo antes de encontrarlo, hacen presión”.
Por estos datos, el salteño sostiene que esto prueba que desde hace más de 300 millones de años somos visitados por alienígenas de otro planeta; o incluso, que podrían ser una civilización que desapareció y no fue registrada.
La relación de Zuleta con los ovnis viene de hace muchos años: cuenta que cuando era joven no creía en ellos ni los buscaba, pero siempre se sintió observado cuando hacía montañismo o viajes con su familia. Con el tiempo, empezó a recibir “pruebas” de que fue contactado por estos seres.
“Yo demuestro el contacto porque yo recibo mensajes de ellos. Un día estaba mirando la tele y estaba con mis hijos, estaban pasando que en México había un terremoto, hace 3 o 4 años atrás, y veíamos como los edificios se bamboleaban, hubo miles de muertos”, contó con gravedad. Como explicó, mantiene un lápiz y papel en su mesita de luz porque siempre anota los mensajes que recibe mientras duerme. “Estaba durmiendo y me llega un contacto de ellos que se llama por canalización y me explicaron cómo tiene que ser la tecnología antisísmica para evitar que se caigan edificios y muera gente”.
El vallista, que se llama a sí mismo “El Contactado”, creó una muestra de como deberían construirse los edificios para evitar estos eventos. Aunque su invento está avalado por el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial, le informaron que demoran hasta cinco años en otorgar una patente. Zuleta sostiene que en todo ese tiempo, pueden copiar su invento mil veces, “y yo posiblemente esté muerto”.
