Según informan los agentes sanitarios, el sistema de salud de Bolivia está colapsado, esto quedó de manifiesto con la muerte de, al menos, seis personas en la calle, frente a centros asistenciales, o en sus hogares. Estos reportes llegan de La Paz, Cochabamba y Beni, mientras que en Santa Cruz los enfermos deben esperar que alguien fallezca para ser internados.
El secretario de relaciones del Sindicato de Ramas Médicas de Salud (Sirmes) de Cochabamba, Carlos Nava, expresó su pesar ante esta situación de muertes en las puertas de hospitales, calles y hogares, y aseguró que la lamentable situación se debe al colapso del sistema de salud.
Ante esta situación, y con el aumento de casos de coronavirus en pueblos fronterizos como Yacuiba y Villazón, comenzó a crecer la preocupación en algunas localidades de Salta y Jujuy que limitan con estos pueblos bolivianos.
La proyección de infectólogos bolivianos, es que, para el 2 de agosto, el departamento de Tarija registrará cerca de 2.200 contagios, de los cuales la mitad se situarían en la ciudad de Yacuiba, pegada a la ciudad salteña de Salvador Mazza, y a las que tan solo separa un puente.
En el caso de Jujuy, la situación se replica en La Quiaca, separada también por un puente de su melliza boliviana, Villazón, municipio que confirmó seis nuevos contagios de COVID-19, y que llevó al gobierno jujeño a anunciar que la Quiaca vuelve a la fase 1. "No se puede pasar al otro lado de la frontera ni se puede tener contactos con los ciudadanos de Villazón, ni siquiera aquellos que tienen doble documento", manifestó el gobernador Gerardo Morales.
En estas horas se espera que Salta tome una decisión con respecto a la situación que afecta las fronteras. Situación que contrasta con aquella que se evidenciaba al inicio de la pandemia, cuando ciudadanos bolivianos de Yacuiba cortaron el puente fronterizo pidiendo que no dejen entrar a los argentinos.