“Salí que está mi sobrino, que es cobani”, le pidió Guillermo Sosa a otra persona mientras estaba prófugo como jefe de la barra brava de Newell’s. A partir de ese mensaje y otra evidencia, detuvieron a un pariente político suyo en Rosario como supuesto cómplice. Se trata de uno de los dos policías imputados por corrupción este martes, cuando los señalaron como integrantes de una célula de “Los Monos”.
La jueza Silvana Lamas González ordenó la prisión preventiva de los uniformados por el plazo de ley tras una audiencia en la que se destapó el conflicto por la filtración de información reservada de la Fiscalía de Homicidios Dolosos. Tanto Luciano Arellano como Marcos Barúa trabajaron en esa unidad y ahora quedaron expuestas las posibles conexiones con una de las bandas que responde a Ariel Máximo “Guille” Cantero.
Los imputados están bajo arresto desde el viernes, cuando allanaron a policías activos y retirados a pedido del Ministerio Público de la Acusación (MPA). Según la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos, ambos forman parte de la asociación ilícita de “Los Monos” y contribuyeron al funcionamiento del grupo que comandaba Leandro Vinardi desde la prisión.
Durante la audiencia en el Centro de Justicia Penal, Arellano también fue imputado por violación de secreto y encubrimiento agravado. El uniformado trabajaba con la fiscal Marisol Fabbro para esclarecer el asesinato de Nelson Saravia, exjefe de la barra brava de Newell’s.
Según la evidencia que presentó el MPA, el excolaborador del organismo judicial transmitía información reservada sobre operativos y causas de homicidios en trámite. El destinatario era Juan José Raffo, un oficial exonerado que cumplió una condena como miembro de “Los Monos” y actualmente tiene pedido de captura internacional.
Un amigo que recibía datos secretos en tiempo real
Los fiscales José Luis Caterina y Matías Edery plantearon que Arellano filtró datos de tres crímenes cometidos en 2021. El hilo conductor era Sosa, ya que dos víctimas eran familiares suyos y lo buscaban como autor del asesinato de la última.
Los investigadores denunciaron que el policía “procuraba la impunidad” del “Chupa”, que tenía pedido de captura desde que ejecutaron a Saravia en su casa del barrio Alvear. Además, lo mantenía al tanto en tiempo real sobre las medidas para dar con el hombre que mató a su cuñada Ángela Susana Oviedo (40) y su sobrino Andrés Alejandro Monte (29).
Hasta mayo de 2022, Arellano formó parte de la unidad de Homicidios Dolosos. A la hora de la imputación, reconoció que era “amigo” de Raffo y que lo tenía como informante. Sin embargo, negó pertenecer a la banda del “Pollo” Vinardi y planteó que las conversaciones eran parte de su labor para esclarecer los casos.
“Nunca ayudé a este señor Sosa. En todas las investigciones sobre él y su familia, siempre hice mi tabajo”, aseveró el policía detenido. No obstante, la jueza Lamas González admitió la hipótesis de que el oficial exonerado era la “protección necesaria” para ayudar a Sosa sin quedar expuesto como cómplice.
Caravana con el “Chupa” Sosa
Marcos Barúa lleva más de siete años en pareja con la sobrina de Guillermo Sosa, exjefe de la barra brava de Newell’s. Si bien esto no es delito, el MPA cree que no sólo eran parientes políticos, sino parte de la banda del “Pollo” Vinardi. En base a esa hipótesis, la Fiscalía lo imputó por incumplimiento de deberes de funcionario público.
Al igual que en el caso de Arellano, los investigadores pidieron la captura del policía por los mensajes que intercambió con el “Chupa” cuando estaba prófugo por el crimen de Saravia. En esas conversaciones incluso especularon sobre el beneficio que podía sacar de la designación de un jefe suyo como titular de la Unidad Regional II.
“¿Cómo andás, pariente? Escuchame, después de las seis y cuarto, venite con tu auto ¿Viste la cortadita donde fuiste a buscar la moneda?”, le dijo Sosa a su sobrino político el 19 de abril de 2022. Luego le avisó que iban a hacer una “recorrida” y le recordó: “Traete tu pipita”.
Barúa admitió que ese pedido se refería a su arma de fuego, pero replicó que sólo era una “joda”. Si bien no negó el encuentro con su tío político, alegó que fue a verlo porque le pidió un préstamo de 200.000 pesos. En cuanto a la relación que tenían, comentó: “Dábamos vuelta de noche, como de caravana. Nada más”.