La pesquisa sobre la muerte de Graciela Carrizo en el doble crimen del barrio Molino Blanco derivó este lunes en la orden de prisión preventiva para un segundo imputado. La Fiscalía ratificó la hipótesis de que la mujer de 57 años fue asesinada en Rosario durante una balacera por un conflicto con el que no tenía nada que ver.
Según la evidencia recabada por el Ministerio Público de la Acusación (MPA), Miguel Ángel López (32) estaba enemistado con Jonatan Schneider. El domingo 4 de septiembre fue a buscarlo a la zona sur de la ciudad junto a otras dos personas con el fin de atacarlo.
A la hora de reconstruir el doble homicidio sobre la colectora norte de Avenida Circunvalación entre Bermúdez y el pasaje 544, los investigadores plantearon que el “Ojudo” interceptó a la víctima cuando iba en bicicleta con su primo. Una vez que ambos pasaron por delante, los delincuentes los acribillaron con dos armas calibre 9 milímetros.
Esa tarde, a Schneider le dispararon al menos quince veces, pero no fue el único herido. Graciela Carrizo estaba con sus nietos en la plazoleta del barrio, ubicada a unos metros, y recibió un balazo fatal en el cráneo.
La mujer de 57 años murió en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca). Desde entonces, la Justicia ordenó la prisión preventiva de Pablo Rodríguez como presunto coautor del doble crimen en Molino Blanco. Lo mismo dispuso en el caso de López. Además, los investigadores identificaron a Diego A. como el tercer cómplice en ese plan, pero aún no fue capturado.
Para pedir la segunda detención, el fiscal Gastón Ávila partió del testimonio de un familiar del imputado. Su hermano se presentó ante el MPA y recordó que estaba en Funes cuando recibió un aviso alarmante de sus conocidos. Ese día le recomendaron que no fuera al barrio porque el “Ojudo” estaba “haciendo locuras”.