El fenómeno de Guillote Rojas creció a pura selfie: su look con pelo largo, barba tupida y porte similar al del actor Jason Momoa, desató una ola de videos en Rosario y lo convirtió en el “Aquaman rosarino”. Lo que empezó con móviles callejeros y clips caseros pasó a programas locales y, de ahí, al radar nacional.
Con el impulso de las redes, Rojas empezó a recibir invitaciones a distintos ciclos. En ese recorrido llegó a All Access (DGO), donde habló de su presente mediático, contó anécdotas de la calle y dejó una definición que disparó controversia: “Necesito un CM que me administre la cuenta de Instagram”, dijo, aludiendo a la necesidad de profesionalizar su exposición en la charla con el Tucu López.

La frase activó un ida y vuelta con la santafesina Cata Gorostidi, panelista del programa, que lo cruzó con una chicana que se volvió comentario obligado en redes: “Bajate del pony”. Para la ex Gran Hermano, el furor puede ser pasajero y conviene enfocarse en construir contenido con constancia antes de tercerizar decisiones.
Rojas defendió su postura: aseguró que el volumen de mensajes le complica responder a todos y que un community manager podría ordenar propuestas, presencias y canjes. “No es subirme a nada, es aprovechar el momento”, argumentó, mientras el resto del panel mediaba entre risas, consejos y advertencias sobre los riesgos de la fama repentina.
Más allá del cruce en el streaming, el caso expone como un caso viral puede abrir puertas, pero también exige criterios para no diluirse. Entre el humor y la oportunidad, Guillote Rojas busca convertir su parecido con Momoa en plataforma de trabajo y demostrar que el “Aquaman rosarino” puede nadar más allá de un trending pasajero.




































