El río Paraná no para de bajar, y actualmente se encuentra en 0,20 metros en el puerto de Rosario, lo que constituye el registro más bajo desde 1944. Para esta misma fecha en 2020 se encontraba en un metro, y en 2019 en 4,49 metros. Advierten que habrá millonarias pérdidas para las terminales.
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La bajante histórica ya lleva su tercer año consecutivo, con lluvias muy escasas en la cuenca del Paraná, en Brasil, y proyecciones que la situación empeore en julio, que tradicionalmente es un mes crítico. Los expertos temen que se vean afectadas las tomas de agua urbanas.
Por su parte, las agroexportadoras al no poder cargar la mercadería completa en los buques en los puertos de Rosario, donde sale el 80% de las exportaciones agroindustriales, deben hacerlo en otro lugar. De este modo, terminan de llenar el buque en el puerto de Bahía Blanca o en el de Quequén, ambos en Buenos Aires, y hasta en Brasil, según consignó Clarín.
Uno de los tantos problemas es que ante la casi nula cantidad de agua, los buques deben salir mucho menos cargados, y los costos logísticos se disparan. El año pasado, cuando la situación era menos crítica, se perdieron u$s240 millones en flete, y este año los cálculos son similares.
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Pero como la bajante continúa, podría superarse esa suma. De hecho está previsto que en septiembre se llegue al pico de la bajante, alcanzando el metro y medio por debajo del cero en la escala hidrométrica de Rosario. Se trata de un número similar al de 1944.