Para millones, Diego Maradona y Lionel Messi representan dos épocas doradas del fútbol argentino, cada uno dueño de un estilo único e inigualable. Aunque sus carreras nunca coincidieron en tiempo, hubo un puñado de futbolistas que sí tuvieron la oportunidad de jugar con ambos, integrando ese estrecho círculo de privilegiados.
Juan Román Riquelme encabeza esa lista dorada. Lo vivió desde adentro: jugó junto a Maradona en Boca, incluso reemplazándolo en su último partido, y luego fue socio de Messi en la Selección, participando en Eliminatorias, Copa América 2007 y los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.


Martín Palermo también comparte ese récord único. Compartió vestuario con Diego durante aquel último tramo en Boca, y años después, se encontró con Messi en la Albiceleste durante Clasificatorias y el Mundial de Sudáfrica 2010.


Juan Sebastián Verón se convierte en otro puente entre generaciones. Jugó con Maradona en Boca a mediados de los 90, y luego lo acompañó a Messi en la Selección, ya sea en Copa América o en clave estratégica como líder en el mediocampo.


Roberto Abbondanzieri, el inolvidable arquero, también forma parte de ese club exclusivo. Compartió equipo con Diego en Boca, y más adelante defendió el arco argentino junto a Messi en Alemania 2006 y la Copa América de 2007.

Cristián “Kily” González cierra este círculo con una historia singular. Llegó a Boca por pedido directo de Maradona en 1995 y, más adelante, jugó junto a Messi en la Selección durante las eliminatorias hacia el Mundial de 2006.

La grandeza de este pequeño grupo radica en haber sido testigos y protagonistas en diferentes momentos históricos del fútbol argentino. Ellos no solo compartieron vestuario con leyendas, sino que también fueron testigos del paso del trono a otro rey en la cancha, dejando su huella en esa transición generacional.
A lo largo de sus carreras, cada uno tejió lazos que trascienden fechas y estadios, llevando consigo el peso simbólico de haber convivido con los dos máximos periodistas del “fútbol arte” argentino. Cada uno, a su modo, honra con su trayectoria ese vínculo entre épocas de gloria.