Cientos de jóvenes en bicicleta con mochilas naranjas, rojas o amarillas invadieron Rosario en los últimos meses, a raíz de la irrupción de varias aplicaciones que permiten llevarte a tu casa desde el cargador que te olvidaste en la casa de un amigo, hasta la compra del supermercado, pasando por todo tipo de pedido gastronómico.
Ante la falta de legislación en la materia, y en el marco de críticas por presunta "competencia desleal" de los cadetes tradicionales, y escasa protección a los trabajadores, el Concejo Municipal convocó a los representantes de las apps para comenzar a analizar una regulación.
Una de las de mayor crecimiento en su corta estadía en la ciudad es Rappi, que en poco más de un mes y medio incorporó 700 repartidores en Rosario, abrió una oficina céntrica y ya planea una segunda en la zona de Fisherton. Lucas Asad, líder de Expansión de Rappi Argentina, visitó la redacción de Vía Rosario en la previa a la reunión en el Palacio Vasallo.
Regulación
"Siempre pagamos todos los impuestos nacionales, provinciales y municipales, facturamos y tributamos en Argentina, y queremos enmarcarnos dentro de la ley", resaltó Asad y aclaró: "La tecnología avanza más rápido que la legislación, y por eso que lo que pedimos es una normativa del siglo XXI".
En este sentido, Asad contó que más allá de que se está trabajando en una legislación nacional, están de acuerdo en avanzar en una local, conforme a las particularidades de cada distrito para que "le sirva a todas las partes".
En cuanto al vínculo laboral que plantean con los repartidores, el representante de la firma indicó que son "trabajadores independientes", que eligen cuándo y cuánto trabajar, ya sea una u ocho horas, y un día o a diario. "Lo único que les exigimos es que sean monotributistas", subrayó y agregó que precisamente es de este modo como reciben una cobertura social.
Por otro lado, negó que la app prohíba la sindicalización, tal como se había planteado días atrás, a raíz del bloqueo que sufrieron tres repartidores que reclamaban el reconocimiento de una relación laboral. "Los trabajadores son libres de reunirse cuando quieran, pero lo que no pueden es hacer política mientras trabajan. En estos casos se detectó que estaban repartiendo folletos que nada tenían que ver con el pedido del consumidor, y eso está prohibido", sostuvo.
Razones del boom en Rosario
"En Buenos Aires nos costó ocho semanas alcanzar los 1000 pedidos en un día, mientras que en Rosario lo hicimos en cuatro semanas", reveló Asad y consideró que entre los motivos del éxito de Rappi en la ciudad se encuentran que tiene una interfaz intuitiva y apuesta fuerte al vínculo local. "Tenemos más de 100 alianzas con comercios, entre ellos con el supermercado La Gallega para llevar los pedidos", señaló. Respecto a este último, en caso de que se compren más de ocho ítems, el reparto no se hace en bici o en moto sino en camioneta.
Fue tal la repercusión que tuvieron en la ciudad, que están analizando invertir u$s1,9 millones en los próximos 12 meses. "Esto se verá materializado en la constitución de equipos para soporte, desarrollo de software, lanzamiento en la vía pública y una nueva oficina en Fisherton, que se sumará a la de tres pisos que tenemos en el Catamarca al 2000. "Pensamos para fines de año próximo tener un equipo de 30 empleados en estas oficinas", adelantó y añadió que ya disponen de 15.
"No somos una empresa de cadetería o de delivery. Somos la revolución de eso, porque antes pedías pizza o empanadas, y ahora cualquier cosa que vos pidas, te la llevamos a tu casa con sólo tocar el celular. Lo que hacemos es conectar a la gente con los comercios", describió Asad. Desde la vereda de enfrente, concejales como Eduardo Toniolli plantean que en realidad esto encubre una situación de precarización laboral.
Lo cierto es que representantes de Rappi, Glovo y Pedidos Ya fueron convocados por los concejales para este jueves, cuando comience el debate para regularizar su funcionamiento. Para una segunda reunión se llamó a los trabajadores.