"Tenían toda la apariencia de una empresa normal: buenas referencias en los bancos, en el Veraz, pagaban todos los impuestos, estaban limpios. Hasta incluso me pagaron la primera parte, pero después me estafaron", relató Nicolás Bossicovich, titular de la empresa de aires acondicionados Bunker. Es uno de los tantos damnificados de Dimare, la firma fantasma que dejó un tendal de dudas que alcanzaría los $90 millones.
Bossicovich contó que él empezó a sospechar que algo raro había cuando los supuestos dueños de la empresa de mentira le quisieron comprar por segunda vez en poco tiempo. "Cuando llegaron por primera vez les dimos crédito importante, pero dentro de los límites lógicos que se les da a una empresa que recién conocés", explicó a Vía Rosario.
En esa ocasión le abonaron con cheques de pago diferido para enero, febrero, marzo y abril. "Nosotros tenemos todo un sistema de control que cumplimos: consulté al banco y me dio buenas referencias, lo mismo que otras entidades crediticias y el Veraz", apuntó Bossicovich y agregó que estaban limpios y el relato de Dimare parecía verosímil.
Sin embargo cuando llegaron por segunda ocasión el empresario se cubrió y les pidió cheques de terceros. Cuando días después se los entregaron, comprobó que estaban falsificados e incluso algunos tenían denuncias de haber sido robados.
"Ante esto, primero advertí a ferreterías amigas de la situación para que no cayeran en la trampa, y denuncié el hecho a la Fiscalía", manifestó el damnificado. "El 13 de enero les advertí que esta empresa el 31 de ese mes se iba a ir estafando a todos, tal como ocurrió", agregó.
El titular de Bunker consideró que se trata de estafadores que tenían muy aceitada la maniobra. Se habían constituido como una empresa, habían operado normalmente durante un año, moviendo su cuenta corriente y aparentando normalidad. Incluso en noviembre se instalaron en un galpón de Presidente Quintana al 2400.
"De este modo lograron credibilidad, cosa que cuando alguien averiguara por ellos, obtuviera buenas referencias", remarcó. Entonces entre diciembre y enero se largaron a comprar de todo, estafando a empresas que iban desde servicios de catering hasta venta de maquinaria industrial. En Rosario hasta ahora son 25 las víctimas, mientras que en Buenos Aires hay 15 más.
"Están tan bien organizados que el cheque de enero, que era por un monto minúsculo, lo cobré. Pero de ahí en adelante no", dijo y cuestionó a la entidad bancaria por haberle otorgado más de 1500 cheques a una empresa nueva. "No entiendo cómo una firma que usa 10 o 12 cheques habitualmente, de repente le dan 1500", disparó.
Mientras la Unidad Fiscal de Delitos Económicos y Complejos busca dar con los responsables, Bossicovich y el resto de los estafados reclaman respuestas y advierten sobre las dificultades para evitar caer en el engaño. “Habrá que controlar mejor el crédito, ver que la firma no tenga solo un año de antigüedad, pedir más informes, pero se hace muy difícil”, cerró.