La permanente lucha del movimiento feminista ha permitido en los últimos años desnaturalizar el machismo implícito que todavía reina en muchas prácticas cotidianas, así como denunciar el maltrato de todo tipo hacia la mujer. Lentamente la sociedad parece ir avanzando en el mismo sentido, pero todavía quedan resabios de un pasado no tan lejano en el que situaciones de acoso se veían retratadas en tono de burla. Y los protagonistas de estos hechos aún son venerados.
Lucila Mariani, una estudiante y joven directora de cine se propuso analizar películas del rosarino Alberto Olmedo y de Jorge Porcel para su tesis sobre la "Cultura de Violación en Argentina", y se encontró con fuertes y explícitas escenas de acoso.
"Hay una escena de la película 'A los cirujanos se les va la mano', de Hugo Sofovich, que me llama mucho la atención, por lo explícita, por lo cruda y lo alejada de la comicidad", comenzó diciendo en un posteo de Facebook que rápidamente sumó 17 mil reacciones, 2.200 comentarios y que fue compartido más de 21 mil veces.
En la escena en cuestión, Olmedo y Porcel secuestran a Moria y a Susana, las nuevas cirujanas, y las llevan a un motel. "Les dicen que ahí hay unos enfermos que tienen que cuidar, pero la habitación está vacía. Olmedo mira a Susana de arriba a abajo, como si fuera un pedazo de carne. Se muerde el labio. Susana entra a la habitación, al darse vuelta, lo ve a Olmedo semi-desnudo y grita", escribió.
Luego Olmedo le pide "un besito" y forcejea con ella, a lo que Susana le advierte que va a gritar. "Ay, qué miedo, ¿vas a gritar? Pero si acá gritan todas", responde Olmedo. Finalmente el cómico la desnuda y lo mismo ocurre con Porcel y Moria.
"Las tratan de fáciles, de tímidas, de tontas, las tocan, las miran, las desvisten. La película termina con la culminación del abuso sexual, Porcel y Olmedo drogan a las dos cirujanas, en contra de su voluntad. Desaparecen cada uno con una mujer en sus brazos, cargándolas como si fueran sus presas", describió Mariani, quien integra el colectivo "Cine por mujeres".
Lo destacado para la productora es que con el tiempo "perdura la nostalgia del recuerdo: el respeto por estos 'humoristas', el banquito de Olmedo y Portales en Avenida Corrientes, el rosarino humilde, el padre de familia, el comediante, el gordo simpático pero malhumorado, la pobre víctima que tuvo la mala fortuna de caerse de un balcón. Otro(s) hijo(s) sano(s) del patriarcado que se siguen recordando como ídolos populares", repudió.