La crónica policial del miércoles en Rosario dio cuenta de los serios enfrentamientos entre un numeroso grupo de personas con la policía y personal de Gendarmería, en uno de los accesos a la ciudad. Esta fue la consecuencia del intento de saqueo de un camión cargado de carne que volcó. Producto de este incidente, hubo una gran congestión de tránsito en la zona, lo que fue aprovechado por oportunistas para abrir las boquillas de un camión cerealero que desparramó su carga por toda la traza.
El video de un automovilista que en ese momento transitaba la zona se viralizó rápidamente en redes sociales por la indignación que le causó al protagonista. Sin embargo no hizo más que poner en imágenes una situación cotidiana que se vive desde hace años en la ciudad y en todo el cordón industrial. "Esto es cosa de todos los días, y a veces atacan a dos o tres camiones a la vez", sentenció Alfredo Guagliano, presidente de la Asociación del Transporte de Cargas de Rosario (ATCR).
"La Circunvalación es tierra de nadie, porque salís con un camión 0 km y volvés con el mismo vehículo pero con la ventanilla rota, un balazo o sin la carga", graficó el transportista en diálogo con Vía Rosario. Destacó que el tema de la apertura de boquillas es una práctica muy recurrente que se planteó numerosas veces ante las autoridades y nunca les han brindado respuestas.
"En la zona de Circunvalación y Ayolas pasa todo el tiempo, y eso que pusieron un móvil policial, pero no hacen nada para impedir que ocurra", se lamentó. Meses atrás, un camionero que venía de Laborde, Córdoba, fue atacado por ladrones en ese mismo sector. Unas 12 toneladas de maíz que llevaba terminaron en el asfalto y tuvo la fortuna que rápidamente llegó la policía y se las custodió toda la noche, a la espera de que arribara otro rodado para trasladar la carga. "Esta zona ya es famosa por los robos, nadie quiere venir acá", dijo.
Otros no tienen tanta suerte. En octubre, un camionero que iba por Circunvalación en dirección norte-sur perdió el control de su vehículo y volcó en el carril a la altura de Lamadrid. Si bien logró salir por sus propios medios y no sufrió grandes lesiones, rápidamente el lugar se llenó de gente con palas para llevarse todo su cargamento.
Otra zona de conflicto recurrente está a pocas cuadras de allí, en Ovidio Lagos al 7800. En ése lugar todo el mundo sabe que los delincuentes esperan agazapados que el semáforo se ponga en rojo para atacar a todos los camiones que pasan. Se roban el cereal en bolsas, las frutas, la carne y los aseguran que una vez hasta hicieron bajar del rodado a una vaca.
Cuando les abren las boquillas, algunos camioneros optan por salir a toda velocidad del lugar para evitar males mayores, pero otros se quedan porque estas cargas no están aseguradas. "Al camión lo pesan cuando sale de origen y cuando llega a destino. Si en el medio se perdió cereal, lo tiene que pagar el conductor o el dueño del camión", especificó el transportista.
Estos ataques, lejos están de ser espontáneos. "Yo mismo he visto cómo muchos de estos tipos se ponen chalecos municipales, hacen señas a camioneros y cuando paran, los roban. O si no hacen un piquete, viene la policía a cuidarlos y te obligan desviar, entonces cuando te metiste dentro de un barrio fuiste, porque te roban seguro", explicó Guagliano. Encima cuando ocurren estos casos y se hace la denuncia, la policía suele dar un par de vueltas y regresar a la comisaría, casi siempre sin detenidos.
Quienes van hacia las terminales del Gran Rosario, como las de San Lorenzo, Timbúes o Puerto General San Martín, aseguran que la situación es todavía peor, sobre todo en época de cosecha gruesa, cuando por la zona pasan entre 9 mil y 10 mil camiones por día.
Los malvivientes aprovechan que las rutas no están en condiciones y obligan a los camioneros a ir más despacio para sorprenderlos en cualquier momento. Como los ataques pueden ser sumamente violentos, muchos conductores ya van armados con palos, cuchillos y hasta armas de fuego para defenderse. Y esto muchas veces da lugar a tragedias.
El último miércoles, cuando algunos intentaban saquear el camión que llevaba carne, otros tantos hacían lo propio con el cereal desparramado por un camión a unos metros. Uno de ellos era Alejandro Vallejos, de 25 años. El joven con antecedentes por abuso de armas, tentativa de hurto, tentativa de robo y hasta un tiroteo con la policía, se encontraba con su hermano cargando cereal en una bolsa, cuando desde un auto rojo lo asesinaron de un tiro en el pecho. Su familiar asegura que quien lo atacó era un policía y que lo hizo "de la nada", sin embargo otra versión indica que el muchacho intentó romperle el parabrisas con su pala para robarle.