Una empleada de la comuna de Christophersen denunció al presidente comunal Salvador Soraide, recientemente reelecto en la localidad, por abuso sexual simple. El interviniente ordenó una serie de medidas para conocer más detalles aunque aún no está prevista una imputación.
La denunciante es Silvina Otamendi, es la actual secretaria privada de Soraide y llegó a ser su vicepresidente de la comisión comunal. Además es integrante de la lista del Frente Progresista Cívico y Social que viene encabezando el jefe del ejecutivo municipal desde 2009.
La mujer destacó que se siente "acosada" desde hace mucho tiempo y remarcó que el último hecho grave ocurrió en septiembre cuando "prácticamente me manoseó todo el cuerpo".
La denunciante ingresó a la comuna en la primera gestión de Soraide y que sufría constantes episodios de acoso aunque mencionó que la gota que rebalsó el vaso ocurrió el 9 de septiembre. "Sufrí un acoso sexual por parte del presidente comunal que me llevó a realizar una presentación en la fiscalía de Rufino", contó la víctima.
La mujer relató que habitualmente dejó pasar varias insinuaciones de parte de Soraide porque en los pueblos "no hay mucho trabajo" pero eso se convirtió en una "pesadilla". Y contó que siempre tuvo miedo de quedarse sin recursos para pagarle los estudios a su hija, que vive en Venado Tuerto.
"Si yo salía de la comuna no me iba a alcanzar para pagarle los estudios. Es un pueblo chico y no consigo otra cosa, no me quedaba otra que seguir aguantando", explicó la víctima.
A esto se le sumó que el presidente comunal la tenía amenazada. Si se animaba a contar lo que sucedía iba a perder su puesto de trabajo.
Lo cierto es que tras el episodio ocurrido en septiembre pasado la mujer está con licencia psiquiátrica y no asiste a la comuna luego de la denuncia asentada en Rufino.
Según consta en la presentación, ese 9 de septiembre Otamendi llegó a la sede de la comuna y fue atacada por el presidente comunal. Le torció el cuello, intentó besarla aunque ella logró taparse la cara con el pañuelo.
"No podía reaccionar por la manera en la que me había manoseado, así que me fui a mi oficina y ahí dije basta", contó.
La víctima mencionó que al principio los acosos fueron verbales y que ella los debaja pasar pero luego que se mudó a una oficina ubicada más atrás la cuestión empeoró. "Se sentía más libre porque nadie lo veía. En ese momento fue insoportable", cerró.
Conocido el episodio, el fiscal Mauricio Clavero ordenó una serie de medidas tales como pericias psicológicas para la víctima y el victimario y para algunos testigos o empleados de esa repartición pública.