Los recicladores de residuos electrónicos están cerca de tener su empres social, a partir de un acuerdo suscripto entre la Municipalidad y Njambre.
Desde 2014 funciona en el barrio Molino Blanco un galpón en el que se envían todos los residuos informáticos y eléctricos recolectados por el municipio en el marco del programa de reciclado de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE).
"Se recibe el material, se clasifica y se selecciona lo que pueda servir", explica Antonio Lugo, coordinador del programa. Una porción se utiliza para armar nuevos equipos y el resto "se limpia, se manda a moler y con ese producto molido se desarrolla un material reciclado que se vende y genera ingresos".
Actualmente trabajan en el lugar cuatro jóvenes que se formaron en el programa de Reciclado de Residuos Informáticos que se dicta en el Centro de Convivencia Barrial (CCB) y que fundó el proceso.
Para el programa, la concreción del convenio con Njambre es fundamental y el principio de un sueño cumplido que se empezó a concretar días atrás cuando la intendenta Mónica Fein y el secretario de Economía Social, Nicolás Gianelloni, firmaron el acuerdo y visitaron el CCB.
El compromiso es, en el plazo de un año, convertir el espacio en una empresa social basada en el reciclado de residuos informáticos y electrónicos, generando un modelo de negocio sustentable que cuide el medio ambiente y cree condiciones de trabajo dignas.
Esto significaría la posibilidad de ampliar el espacio físico pero sobre todo de emplear más jóvenes de manera continua. "Eso es el objetivo de la institución. Para nosotros es una apuesta muy fuerte porque queremos que los chicos salgan del curso y puedan formar parte de una empresa social, darles una permanencia y estabilidad. Queremos llegar a tener al menos diez pibes laburando", asegura Horacio Garbulla, coordinador general del CCB.