El bullying es un tema que preocupa a gran parte de la sociedad hoy en día. Niños, adolescentes y jóvenes padecen de algún tipo de violencia por parte del prójimo, tema que preocupó al bibliotecario Marcos Valenzuela.
Año tras año el chaqueño Marcos tiene que proponer proyectos para ampliar los clubes de lectura en su lugar de trabajo, la Biblioteca Escolar N°118 “Hermanos Grumm” y,en la E.E.P. N° 460 “Patricias Argentinas” en la localidad de Los Frentones, Chaco. En diálogo con Vía País, Valenzuela contó que en marzo de este año empezó a trabajar con los niños de séptimo grado en biblioterapia.
Actualmente Marcos va una vez por semana a practicar este nuevo método con dos cursos de 20 y 29 alumnos de 11 y 12 años. “A ellos les encanta, les fascina que yo vaya y el hecho de que a ellos les guste genera que se sientan cómodos, hace que despierte en ellos las emociones”, dijo el hombre.
La biblioterapia es un método que acompaña emocionalmente a los alumnos. A través de la literatura se busca que ellos se sientan amparados ante la situación de dolor que pueden llegar a atravesar en sus casas.
Este proyecto es una nueva técnica “que no es otra cosa que un proceso de asistencia en el que la persona puede agendar lo que le sucede al personaje, miedo y todas las emociones”. La idea es que “pueda mimetizarse y de esa forma elegir cómo reaccionar frente a alguna de esas situaciones”.
En este momento está trabajando con el libro “El caballero de la armadura oxidada”, un libro de filosofía que se usa para “sensibilizar al lector”. Así, el individuo puede llegar a buscar el camino de su vida, mediante la lectura.
La inspiración a esta nueva manera de tomar dimensión del daño que genera el bullying fue el autor Gustavo del Río. Para Valenzuela es algo “extraordinario” lo que escribe este señor, entonces hace una selección de libros de literatura infantojuvenil para los alumnos de séptimo.
Lo que realiza el bibliotecario es tomar las historias de ciertos personajes de los cuentos para llevar a la biblioterapia grupal. Es decir, exponer las ideas y enseñanzas de lo que deja la narración. Se compara un cuento con la realidad para que los chicos “empiecen a expresarse, a decir lo que sienten con el personaje”.
No es lo mismo dialogar con chicos de primer o segundo grado que con los de séptimo. A partir de los 11 años ellos pueden empezar a tener una mirada más subjetiva sobre la vida y las acciones que tienen cotidianamente.
Por el momento Marcos no tiene pensado plasmar esta forma de concientizar a nivel nacional, él busca que “ese alumno pueda sensibilizarse, pueda reconocerse y pueda diferenciar las emociones de violencia y angustia a través de la lectura y la reflexión”.
La educación de los alumnos “viene de las casas”. La violencia que demuestran ellos es porque lo ven en algún lugar. “Sus papás o mamás con problemas de salud, conflictos que el chico lo traslada en la escuela porque se nota el daño que hacen a los compañeros”.
Por esa razón, el bibliotecario planteó esta actividad para que “el chico pueda sentir empatía y tome consciencia”. Pero “ellos no saben que esto es biblioterapia, yo creo que sería invasivo decirles porque para llegar a esto hay que hacer un seguimiento de cuál es el problema, hacer una hipótesis y hacer un seguimiento de lo que puede ser. Un proceso extensivo”.
La biblioterapia y la virtualidad
Durante la pandemia muchos alumnos buscaron una nueva forma de estudiar y continuar con su educación. Sin embargo, muchos consideran que la virtualidad entorpece a los niños, lo que hace que todo sea más “fácil” para aprobar. Marcos dice que “a nivel sociedad, el libro en la pandemia ayudó a muchísimas personas a no decaer en la depresión, en la ansiedad”.
Lo que se indaga en la literatura es una particularidad. “Que le permita al lector poder sentir lo que ese personaje está viviendo” en la historia de la narración del libro. “El punto es que ellos puedan sentir” y estar identificados con las emociones.
Cuando los alumnos volvieron a las clases presenciales después de la pandemia, “no prestaban atención, no tenían esa capacidad”. Uno le hablaba y “ellos volaban, le distraían las cosas”.
Al principio del regreso a la escuela, “los chicos se ponían violentos pero no era una violencia hacia nosotros, sino que desparramaban sus cosas y se enojaban con ellos mismos”.
Además, Marcos también probó trabajar con audiolibros en el aula, pero “los chiquitos del primer, segundo y tercer ciclo no captaban lo que se escuchaba a diferencia de cuando uno se pone en frente. Eso les atrae”.
El chaqueño considera que “es muchísimo mejor llevar el libro”. Tampoco ve necesario a la tecnología. Por eso, hace unos años implementó “El viajero” para tercer grado. Esta actividad consistía en que los chicos lleven un cuento a sus casas, hagan una reflexión con sus padres y luego la compartan en clases.
Otro de los inventos del bibliotecario fue “El peluche viajero” para segundo grado. En esta ocasión los niños llevaban un peluche y tenían que escribir todo lo que hacían con ese muñeco.
Actualmente sólo está vigente la biblioterapia, que la lleva a cabo con la donación de libros de literatura para los chicos. Cualquier ayuda suma al proyecto del bibliotecario. Para quienes deseen entregar libros se pueden comunicar con Marcos vía mail marcosvalenzuela@outlook.com o su a través de su celular al 3644613990.
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