Recientemente, tras años de proceso judicial, un fallo ordenó que un reconocido casino de Resistencia pague a un cortador de césped un monto de $50.000 por haber ganado el premio mayor en un tragamonedas en 2012, cuando él habría ganado $3 millones según la máquina.
Pablo Gleizes, el abogado del sujeto en cuestión, afirmó: “nosotros vamos a apelar la causa. Tenemos los abogados que están haciendo el proyecto. Para nosotros no hay una aplicación o interpretación correcta de la ley del consumidor”.
“Acá los juegos de azar son un contrato de consumo. En la máquina había, en forma no clara, un cartel que decía ‘premio máximo 50.000 créditos’, pero el deber de información que se tiene en cuanto a las máquinas es mayor que un cartel improvisado opacado por una máquina que tiene un bombardeo constante de luces y ruidos”, explicó Gleizes.
A esto, el abogado añadió que “el deber de información que establece la ley del consumidor es mayor. Hasta se está planteando que tiene que darse la información de las probabilidades que tenés de ganar. El problema es que en Chaco esto no se aplica en la forma en que se debería”.
Respecto a la máquina del gran premio, indicó que ésta “fue destruida en el año 2019 por orden del superior tribunal de justicia, sin avisar a las partes, sin pedir informe, si la causa seguía o no seguía”.
Trasfondo de la causa
Entretanto, Gleizes relató los eventos que llevaron a la causa: “el hombre terminó de trabajar y se fue con su esposa a jugar al tragamonedas. Se dirigió a una máquina que hacía propaganda para ‘premios’ y ‘bonus’. Mientras jugaba, le saltó un ‘bonus misterioso’, con lo cual la máquina le dio una combinación que le arrojó 72 millones de créditos”.
“En ese momento, la gente que estaba jugando alrededor se quedó al lado de él, le dijeron que no se mueva de la máquina, que llamen al que le iba a pagar. Este hombre en su vida se imaginó que le podía llegar a pasar esto. Estaba aturdido”, continuó el abogado.
El letrado añadió que “en esa situación vino un empleado del casino, miró la máquina y le dijo que eso fue un error, que esa máquina no puede tirarle ese premio. Él no se movió de la máquina, se quedó ahí y esperó a que alguien fuera a ayudarlo”
“Le sacaron una foto a la máquina, y después de un rato él se dirigió a Lotería Chaqueña e hizo una denuncia. Después se dirigió a la fiscalía e hizo otra denuncia y pidió que se secuestre la máquina. La fiscalía, luego de uno o dos días, secuestró la máquina. Como no hubo ningún contacto del casino, decidió iniciar la demanda”, finalizó Gleizes.