En el marco del jury de enjuiciamiento en contra de la jueza Mariel Suárez, el abogado defensor leyó los argumentos de la letrada rechazando las acusaciones en su contra. Se denuncia a la magistrada de haberse besado con un preso a finales de 2021 en la sala de visitas de una cárcel de Comodoro Rivadavia. Desde ese momento, se inició un sumario para determinar si es o no destituida del cargo.
Por medio de la filtración de un video comprometiendo a Suárez y al detenido Cristian ‘Mai’ Bustos, condenado a prisión perpetua por matar a su hijo, se pudo observar un acercamiento indebido entre ambos. Desde el Tribunal de Enjuiciamiento anunciaron que las audiencias del caso se van a extender hasta el 10 de noviembre para poder analizar todas las pruebas.
Qué dijo la defensa de la jueza Mariel Suárez
Sin la presencia de la acusada, el abogado defensor se encargó de leer un descargo de más de 500 fojas. En el escrito, que ADNSUR logró acceder, Suárez justificó la razón de por qué se había sentado en el piso junto al detenido: “Con el objetivo de mantener conectados los dispositivos electrónicos y por supuesto de generar empatía y además porque fuera del ámbito judicial soy una persona informal, decidí sentarme en el piso”.
“Algo que hago con frecuencia en mi vida en general, en viajes o en encuentros con amigos y familia. Conducta que jamás advertí reñida con la ética de un magistrado y que el único objetivo del acercamiento era comentar el intercambio de ideas en voz baja y exhibir el material disponible, tanto en el ordenador como en el teléfono celular”, añadió.
Además, negó cualquier tipo de acercamiento amoroso entre ambos: “No hubo momentos de intimidad, no me besó ni lo besé en un sentido romántico, no me faltó el respeto ni le falté respeto ni a él ni al personal policial. Todo el tiempo estuvo el personal policial apostado del otro lado de la puerta vidriada, tuvo oportunidad de observar en todo momento la conducta de ambos entrevistados y nunca esa entrevista fue interrumpida por ninguna irregularidad”.
“El personal policial también se comunicaba con nosotros a través de las ventanas que se encontraban abiertas en toda la pared lateral, lo que motivó que por momento la conversación entre ambos sea en voz baja, que permita sólo ser escuchada entre nosotros vinculado con la temática del libro”, continuó el escrito.
Por otro lado, aclaró porque debieron arrimarse: “La presencia del personal policial pegada a la puerta o ventana hizo que nos acerquemos en un momento para mostrar algo de mi computadora portátil, como lo expliqué con todo detalle en la entrevista oral. Por la duración de la entrevista ocupamos distintas áreas del aula, lugar asignado por el personal policial, hemos estado de pie sentados, en las sillas y previendo la extensión de la misma decidí llevar algo para comer, lo que compartí con el interno”.
“Solo procedí a sentarme unos minutos en el piso, como cualquier persona se puede sentar en el piso, no procedí a acostarme boca abajo en el piso, no me tiré de espalda, no me puse a dar vueltas de cabeza en el piso, no asumí una conducta que llame la atención y/o atente contra la moral. Solo me senté unos minutos en el piso como cualquier persona lo puede hacer y no es visto mal por nadie”, insistió la letrada.
“Tampoco advertí que llevar algo para comer sea algo fuera de lo ético o algo prohibido por la ley. No advierto cuál sería la infracción en esta situación que genera el mal desempeño en mis funciones previsto por la ley y la constitución y cuál es el grado de afectación del decoro, la ética y la moral pública”, continuó.
Además, subrayó: “La ley no da un concepto estricto de decoro o de ética, el mismo se va completando a través de la jurisprudencia que debe actualizarse conforme las normas, usos y costumbres de la sociedad en la que se juzga ese comportamiento”.
Finalmente, asegura que no conocía a Cristian Bustos hasta ser designada como jueza y que esa ocasión fue la primera vez que tuvo contacto. Además, declara que durante el juicio mantuvo una conducta de imparcialidad integrando el tribunal que lo condenó a prisión perpetua, aunque en principio ella prefirió una condena de 8 años de prisión.