Después de tres años de sequía y veranos abrumadores, el de 2024 quedará en el recuerdo de los productores como el de la campaña gruesa que fue atacada por el sprioplasma transmitido por la chicharrita del maíz.
En tiempos de frío y cultivos finos, no hay que dejar de atender a esta problemática que requiere un monitoreo muy específico para delinear estrategias adecuadas que permitan encarar los cultivos del próximo lapso productivo.
Esta semana desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria se dio a conocer el primer “Mapa nacional de monitoreo de chicharrita del maíz”, abarcando una región de estudio de 1.600 kilómetros de norte a sur y 750 kilómetros de oeste a este. Se puede ver que actualmente en la zona de Rafaela no existe población de chicharrita registrada.
Para ver el mapa en la zona de Rafaela visitar el link. Para navegar el mapa general clickear aquí.
A partir del trabajo de un equipo de entomólogos del INTA que está estudiando los cambios de densidad relativa de Dalbulus maidis, insecto conocido como chicharrita del maíz, con un detalle georreferenciado para analizar los cambios en la densidad poblacional a lo largo del período invernal y principios de primavera.
Eduardo Trumper, coordinador nacional del Programa de Protección Vegetal del INTA explicó que “este seguimiento pormenorizado cumple el objetivo de acumular datos, información y conocimiento que permita, en un futuro, estimar el riesgo epidemiológico del insecto vector del achaparramiento del maíz”.
Disponer de sitios geográficos fijos permitirá analizar las variaciones temporales de chicharritas en cada uno de ellos y relacionarlos con la variación de los respectivos regímenes de temperatura.
“El primer mapa constituye una línea de base, es decir un importante punto de referencia inicial de la densidad relativa de la chicharrita”, puntualizó Trumper sobre lo que se tomará como una línea de base.
Este mapa nacional disminuirá la incertidumbre en cuanto al riesgo, especialmente en zonas donde, a partir de cierta fecha en invierno, los muestreos arrojen valores negativos (ausencia de chicharritas) de forma consistente. Los productores vecinos a los puntos del mapa tendrán un punto de referencia para tomar decisiones de monitoreo, con el correspondiente asesoramiento profesional.
En la elaboración de este primer mapa participan al menos 21 unidades del INTA, entre Estaciones experimentales Agropecuarias (EEA) y Agencias de Extensión Rural (AER), de 11 provincias: Buenos Aires (Unidad Integrada INTA Balcarce-UNMdP, Pergamino); Catamarca; Chaco (Las Breñas); Córdoba (Huinca Renancó, Laboulaye, Manfredi, Marcos Juárez); Entre Ríos (Concepción del Uruguay, Paraná); Formosa (El Colorado); La Pampa (Anguil); Salta (Metán, Salta, Yuto); San Luis; Santa Fe (Oliveros, Rafaela, Reconquista); Santiago del Estero (Quimilí) y Tucumán (Famaillá).
Fuente: INTA Informa.