En la tarde de este sábado, a partir de las 15, se concretó una jornada de concientización sobre el trastorno del espectro autista en la Plaza 25 de Mayo. Recordemos que el pasado 2 de abril se conmemoró el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. Uno de cada 59 personas padece algún grado de autismo
Marcia Tamagnini, una de las referentes del grupo de padres con chicos con TEA - TGD (Trastorno del Espectro Autista - Trastorno Generalizado del Desarrollo) indicó que “la plaza se pintó de azul y se han acercado muchas familias, muchos chicos”.
“Cuando hablamos del TEA, hablamos de algo diverso. De chicos que se los diagnostica muy tempranamente, antes de los tres años. Pero también algunos que se los diagnostica en primaria y otros, después. Lo importante es crear conciencia, explicarle que significa qué es tener autismo y cuáles son las señales de alerta”, indicó.
“Un padre debe fijarse si su hijo o hija de dos o tres años no tiene un juego simbólico”, comentó Marcia. ¿Qué implica esto? Que el niño se “convierta” en el juguete: que “sea” el autito o la muñeca.
Otra de las señales o alertas tempranas es si cuando juega, hace filas o hileras con los juguetes.
“No hay contacto visual. cuando son chiquitos, parece que no oyen”, agregó Marcia, como una de las características de lo que podría denominarse “desconexión”, pero que no es así: “no están desconectados del mundo, sino que lo miran de otra manera”.
El autismo interfiere en tres partes del desarrollo de una persona:
- el lenguaje o la comunicación (hay chicos que hablan y otros que no)
- la interacción social (son los chicos que se diagnostican más tardíamente, porque el desarrollo intelectual puede llegar a ser normal, o incluso, superior a la media) tienen muchos problemas para relacionarse con los pares. No presenta sonrisa social.
- las conductas: hace berrinches, aletea, se resiste a los cambios, camina en puntas de pie, no presenta temor ante peligros reales, es hiperactivo o, por el contrario, es muy pasivo, realiza movimientos estereotipados, entre otros.
También pueden aparecer algún síntoma sensorial: le molestan los ruidos, no le gusta probar alimentos nuevos, no tolera algunas texturas o, por el contrario, no deja de tocar otras, muerde o mastica objetos que no deben hacerse y miran fijamente objetos que giran o superficies reflejantes.
¿Qué hacer ante la aparición de algunos síntomas? Consultar con un pediatra. “No queremos estigmatizar ni etiquetar a nuestros hijos. Pero hay que informarse y también ponerse en contacto con los padres con chicos con TGD - TEA