Al entrar por calle Roca un cartel anuncia lo que no sucede. “Cuide las instalaciones”, nadie lo obedece y las consecuencias están a la vista. Devastado. Así luce el Cementerio de Punta Alta.
En él conviven suntuosas construcciones de principios del siglo pasado, modestas tumbas y sepulturas casi anónimas con apenas una cruz de madera o una placa barata y ya ilegible.
Apellidos notables de la historia puntaltense y miles de seres con identidad y, a la vez, anónimos descansan en un territorio abandonado por el olvido de familiares, la improvisación, el descuido y la desidia.
Porque el estado del cementerio local es eso. Producto de la desidia.
No se trata de una coyuntura de retención de tareas de empleados o una catástrofe natural que provocó que el lugar, tan sensible a la memoria y sentimientos de cualquier persona, luzca, en muchos tramos, digno de una novela de Stephen King.
Pastos altos, resecos, basura acumulada por kilos en cestos que nadie limpia, coronas y escombros son la escenografía que ofende a quienes supieron ser, caminar nuestras calles y construir hacer a la historia de la ciudad.
Lápidas partidas, quebradas por otras. Placas ausentes que levantan la sospecha de actos de vandalismo, el metal cotiza bien por kilo para quien lo quiere comprar.
Cajones a la vista en nichos de vidrios rotos y otros abandonados en un cuarto donde conviven con bidones de agua, chapas y trastos viejos. Si están vacíos o con restos esos ataúdes, no se sabe.
Un baño cerrado con candado y una puerta que dice “pedir la llave a la policía”, una policía que hace años no presta servicios en nuestro cementerio. La cadena oxidada que hace de cerrojo hace suponer que hace rato no se abre el baño.
El Cementerio Municipal depende de la secretaría de Servicios a cargo de Amadeo Córdoba, funcionario que llegó al Departamento Ejecutivo para ocupar el cargo creado de Jefe de Cementerio. Fuentes consultadas por Vía y muy cercanas al Intendente indicaron: “Nadie sabe cómo llegó ni quién lo trajo”.
Pese a esto Córdoba pasó de Jefe de Área a Secretario, no es solo un cambio en el organigrama. Es una sustancial mejora de sueldo, que pasa de 5 a 6 cifras.
La misma y otras fuentes consultadas señalaron: “Nos da vergüenza, no sabemos como sigue ahí”, todo en riguroso off the record.
Levantadas las restricciones el pasado Día de la Madre, las quejas sobre el estado del cementerio llegaron de a cientos, a Vía y el resto de los medios.
Quejas y broncas justificadas en lo que a todas luces es un desprecio a la memoria de otros puntaltenses y una falta de respeto a quienes tienen en nuestro cementerio a sus seres queridos.
El arco político no consigue ponerse de acuerdo para que este tema, que angustia a muchos vecinos, se transforme en una prioridad rumbo al encuentro de soluciones.
Mientras tanto el Cementerio Municipal sigue acumulando historias de abandono, desidia y muerte.