La ministra del Superior Tribunal de Justicia de Misiones, Cristina Leiva, reiteró que ante un caso de violencia, la víctima debe dirigirse a la comisaría y exigir que se le tome una denuncia. Aclaró que es la herramienta para activar los procedimientos para quedar a resguardo de la justicia. La Vicepresidenta de la Asociación de Mujeres Jueces de Argentina (AMJA), insistió que en materia de violencia es clave prevenir y lograr poner en marcha un compromiso social donde todos los sectores y actores condenen cualquier tipo de hecho de ese tipo.
“Que te tomen una exposición es un error. El Estado no puede merituar la gravedad de la situación. Llega una persona y expresa que está viviendo un hecho grave y por eso se hace la capacitación permanente. Si no se toma la denuncia debe ir a la Fiscalía o un Juzgado de Paz. La denuncia permite que se vayan generando los antecedentes, se abre una causa e intervienen un juez”, remarcó Leiva.
En una entrevista con Canal 12, la Ministra habló de varios temas. Entre ellos, de la violencia de género: lo que se hizo, se hace y lo que resta por hacer. En ese marco explicó que hace 30 años atrás no se hablaba de género. A su criterio se dieron cambios culturales y una realidad que comenzó a emerger.
"Que te tomen una exposición es un error. El Estado no puede merituar la gravedad de la situación. Llega una persona y expresa que está viviendo un hecho grave y por eso se hace la capacitación permanente. Si no se toma la denuncia debe ir a la Fiscalía o un Juzgado de Paz. La denuncia permite que se vayan generando los antecedentes, se abre una causa e intervienen un juez", remarcó.
Contó que desde hace más de 10 años el Poder Judicial de Misiones adoptó una política de capacitación permanente, donde una de las áreas es la perspectiva de género. La meta es clara: salvar vidas, dejar de cometer errores que terminan engrosando las estadísticas de femicidios o travesticidios.
“Lo que buscamos es que se pueda juzgar con perspectiva de género. Se tuvo que cambiar el Código Civil para reconocer la tarea de las mujeres. Básicamente antes el único proveedor en el hogar era el esposo o padre de familia, los roles fueron cambiando y hoy se reconoce la tarea de la mujer en la casa, al cuidar a los hijos y al educarlos. Esto tiene un aporte económico que hoy es reconocido por el sistema. Quien juzga tiene que tener perspectiva de género, entendiendo la situación de cada una de las partes”, dijo.
Puntualmente a la hora de hablar de femicidios y sobre el último ocurrido en Misiones donde la víctima fue Fiorella Aghem de 20 años, explicó que cuando en un caso de violencia de género toma intervención la justicia, es porque ya han pasado cosas graves.
Aquí hizo varias distinciones. Primero habló de cómo se debe trabajar en forma permanente sobre la prevención. Qué es un círculo violento y cómo se deben desnaturalizar las prácticas violentas. Así si una persona comete un acto de agresión física o verbal sobre otra, alguien debe advertirlo y corregirlo, de lo contrario la cuestión se agrava con consecuencias irreparables: la pérdida de la vida.
“Esto es un tema muy doloroso. Cuando ese fin de semana nos encontramos con la tristísima novedad del femicidio de esa chica fue una señal más de cómo debemos seguir trabajando, de lo que tenemos que construir. Cuando un caso llega a la justicia ya pasó mucho, es como una olla por explotar, donde ya se debe intervenir y dictar medidas. Trabajamos con todos los grupos de ayuda, la policía, las líneas de prevención pero cuando la cosa llega la justicia ya es un tema muy complejo. Hay que trabajar en la prevención. Es la relación entre la víctima y el victimario. En un caso de violencia hay una persona que está comprometida en su raciocinio, en un círculo de violencia”, explicó.
Dijo que acá también es primordial la acción de amigos y familiares porque se trata de personas que necesitan un tratamiento. Según la letrada algo pasa en la víctima vulnerada, en su psiquis, que permite o tolera esa violencia. Por eso destacó la importancia de capacitar a jueces, funcionarios judiciales, al policía y toda la sociedad en general. Se debe trabajar entre todos, como sociedad para excluir al violento sea quien sea, diciendo un “no a la violencia” desde todos los sectores, todos juntos.
“Si todos como sociedad decimos no a la violencia, se termina. Se tiene que dejar en evidencia y sacarlo del ámbito privado. Hoy incluso está la posibilidad de presentar una denuncia anónima si una persona ve que su vecina o los hijos son víctimas de golpes y maltratos”.
Habló del patrón cultural que se debe cambiar, un entorno violento naturaliza la violencia, en cambio un entorno sano, la condena. Así se trabaja para brindar contención a las víctimas, pero al mismo tiempo, medidas para el victimario donde debe ir al hospital y ver como quedan las mujeres víctimas de violencia o asistir a trabajos comunitarios.
En el caso del femicidio de Fiorella hubo un cruce de acusaciones entre su madre y las autoridades policiales porque aseguran que cuando fueron a denunciar Leopoldo B, único detenido por el asesinato, no le tomaron una denuncia sino una exposición.