Con fecha de este jueves 28 de julio, se publicó una carta abierta de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), junto con La Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA), refiriéndose a la situación económica y política que atraviesa el país.
Lo que aborda la carta abierta
La misma carta comienza diciendo: “Conscientes de nuestra responsabilidad como empresarios y ejecutivos cristianos, deseamos expresarnos e invitar a una reflexión a todos los actores con capacidad de decisión. En particular a las máximas autoridades gubernamentales, pero también a todo el arco político, así como a los dirigentes empresariales, sindicales y sociales”.
“Entendemos que silenciar nuestro sentir y pensar ante la situación que vive nuestra sociedad sería una cobarde actitud”.
A continuación, relata las vicisitudes políticas y económicas vividas por la Argentina en diferentes períodos de tiempo: “Los argentinos tenemos experiencia en crisis: las hemos sufrido una y otra vez a lo largo de los años y hemos aprendido con dolor cómo se originan, el modo en que se desarrollan y las duras consecuencias que dejan, con familias cada vez más pobres y desamparadas, sin posibilidades de retorno”.
“La inflación es un mecanismo nocivo y perverso que deberíamos erradicar para siempre porque hiere la dignidad de la persona, destruye la convivencia y favorece la desigualdad. En este contexto, la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) y la Dirección de Relaciones Corporativas e Institucionales de ACIERA invitan a la reflexión y al diálogo para la búsqueda conjunta de soluciones, que a veces son conocidas, pero no implementadas por falta de voluntad y acuerdo”.
“Cuando se empiezan a buscar culpables y se amenazan a los actores de la economía, se pierde la confianza mutua. Debemos ser conscientes de que este costo lo pagará la sociedad con más pobreza y marginación”.
A continuación, la misiva deja un listado de los pedidos de ACDE y ACIERA para con el Gobierno:
- “Solicitamos al Gobierno que tome decisiones que brinden certidumbre a los actores económicos”;
- “A la oposición que, ante la gravedad de la situación, no especule con beneficios electorales ni que ceda a la tentación de la venganza”;
- “A los responsables del aparato estatal -de Justicia, Seguridad, Salud, Educación, Provincias, Municipios, etc.- que estén a la altura de la responsabilidad conferida”;
- “A los dirigentes sociales y sindicales, responsabilidad y mesura para evitar males mayores de sus propios representados”;
- “A nuestros compatriotas, que no caigan en expresiones dramáticas ni pesimistas, que alejan las soluciones pacíficas; que no pierdan las esperanzas, que no aflojen”,
- “Y a los empresarios, que cumplamos con nuestro deber, que evitemos tomar beneficio de la desgracia generalizada y que hagamos la necesaria introspección para evitar caer en atajos y en prácticas facilistas reñidas con la ética profesional”.
Para finalizar, la carta cierra manifestando: “La Nación necesita de cada uno de nosotros, pero también, como sociedad, necesitamos de nuestros líderes el respeto por la verdad y la ejemplaridad de sus conductas. Respetar nuestra Constitución, en su letra y su espíritu, es un primer paso necesario para ello”.