El mandato de Alberto Fernández estuvo desde el comienzo signado por la gestión de la pandemia. El jefe de Estado asumió el poder con una agenda marcada en campaña que lejos quedó de la realidad que apenas pocos meses más tarde debió afrontar: el coronavirus alteró el normal funcionamiento del mundo y desató a lo largo y ancho del planeta crisis sanitarias, económicas, y también políticas.
Por supuesto, la Argentina no fue la excepción, aunque las primeras semanas desde que el primer caso de coronavirus arribó al país fueron una suerte de sueño de unión. Las portadas de los diarios unificaban el pedido de cuidados y pedían que la gente se quedara en casa, los famosos y famosas parafraseaban a Jhon Lennon con una versión de ‘Imagine’ que inundó de memes las redes sociales y toda la dirigencia política se manifestaba en pos de que “de la pandemia salimos todos juntos”.
Ese oasis no duró. De la foto del trabajo conjunto entre Fernández, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se pasó en apenas un año a conflictos judiciales y guerras mediáticas. Del “quedémonos en casa” y las filminas de los viernes se pasó a la postal de los negocios cerrados y de comerciantes y Pymes reclamando en las calles por la reapertura de actividades.
El primer coronavirus
El 19 de marzo, 15 días después del primer caso de coronavirus en el país, se anunció por cadena nacional el inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio en toda la Argentina, que comenzaría a regir a partir del día siguiente. Con apenas 97 casos acumulados en ese momento, el objetivo era preparar al sistema de salud para poder contener al virus en el futuro.
Esta primera medida devendría después en largos meses de renovación de decretos y de un cierre total que duró casi tres meses. Pasado ese tiempo, la economía empezó a mostrar síntomas claros de malestar y el reclamo se trasladó a las calles.
La economía en el primer año de gestión de Alberto Fernández
Las restricciones sanitarias propuestas por el Gobierno tuvieron un claro impacto en la economía y atravesaron transversalmente a casi todos los sectores.
Por un lado, actividades como la industria y la construcción sufrieron en los primeros meses de la cuarentena un cese casi total, mientras que otras como los comercios debieron adaptarse en primera instancia a la venta online. La gastronomía y el turismo fueron los sectores más golpeados, y aún hoy siguen sin poder realizar sus actividades de forma plena.
La pobreza y la indigencia aumentaron significativamente y hubo una gran pérdida de puestos de trabajo, especialmente en el sector informal.
Otro factor determinante fue la inflación, que avanzó en un promedio de casi un 3% mensual desde el inicio de la gestión de Alberto Fernández.
El quiebre en el trabajo conjunto con la oposición
Hubo dos puntos culmines que terminaron por profundizar las diferencias entre el oficialismo y la oposición después del trabajo conjunto que se había propuesto en la primera parte de la pandemia. Ambos terminaron en la Justicia.
El primero de ellos fue la quita de fondos coparticipables a la Ciudad de Buenos Aires, tras el conflicto con la Policía Bonaerense.
Sin notificación previa y tras el reclamo de las fuerzas de seguridad ante la Quinta de Olivos, el presidente emitió un decreto en el que redujo del 3,5% al 2,3% la coparticipación de Ciudad con el objetivo de desviar esos fondos hacia la provincia para que pueda atender las demandas de seguridad.
Ante este anuncio, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, realizó una conferencia de prensa para mostrar su descontento frente a la medida y acudió a la Corte Suprema para declarar la inconstitucionalidad del decreto.
Pero esta no sería la única vez que el gobernador porteño iba a acudir a la Justicia. Más tarde, y ante el aumento de casos por la segunda ola de coronavirus, Alberto Fernández emitió un nuevo DNU en el que decretaba la vuelta de las clases a la virtualidad.
El anuncio fue sorpresivo hasta para su propio gabinete, y casi termina con la renuncia del exministro de Educación, Nicolás Trotta, que horas antes había afirmado públicamente el compromiso de que las clases se mantuvieran de forma presencial.
Las vacunas y el vacunatorio VIP
Otro hecho que influyó en el deterioro de la imagen del presidente fue la demora en la obtención de vacunas por parte de la Argentina y, más tarde, el escándalo del vacunatorio VIP, el escándalo por las vacunas aplicadas en el Ministerio de Salud a personas afines al kirchnerismo que explotó durante la tarde del 18 de febrero de 2021 en los medios.
Esa misma noche, el ministro de Salud que hasta ese momento estaba a cargo de la pandemia, dejó su cargo por expreso pedido de Alberto Fernández. Lo que dejó de manifiesto la renuncia de Ginés González García y su rápida salida fue la necesidad del gobierno de que el escándalo tuviera una cara visible a quien responsabilizar.
Fue por ello que debió rodar la cabeza del ministro ante la divulgación de esta información y así el gobierno esperaba desligarse del hecho presentando a las vacunados como casos aislados.