Una suboficial de la Policía de Santa Fe fue detenida este lunes bajo sospecha de haber filtrado información sensible desde el sistema de videovigilancia del 911 a su pareja, un preso acusado de participar en balaceras y delitos vinculados al narcotráfico en Rosario. La mujer, identificada como Luna María R., de 21 años, se encontraba de licencia por maternidad cuando fue arrestada en la cárcel de Piñero, mientras visitaba a su pareja Kevin Alfredo Ramos, con quien tiene un hijo de cinco meses.
La investigación, a cargo del fiscal Ramiro González Raggio, reveló que Ramos recibía datos sobre el funcionamiento de las cámaras del 911 antes de ser detenido, gracias a la colaboración de Luna R., quien trabajaba en el Centro de Monitoreo de la Central de Emergencias. La pericia sobre su teléfono celular confirmó la conexión entre ambos.
Kevin Ramos está acusado de haberle entregado un arma a su primo de 16 años para que realizara un ataque a tiros contra una unidad de la línea 146 de colectivos, el 5 de septiembre de 2023 en Grandoli y Spiro, en barrio Tablada. El ataque, por el cual el joven habría cobrado 50 mil pesos, fue presuntamente instigado por Carlos “Pelo Duro” Fernández desde la cárcel de Coronda, en el marco de una serie de atentados ligados a la banda de René “Brujo” Ungaro.
El colectivo recibió cinco disparos y, aunque había cinco pasajeros a bordo, no hubo heridos. En el operativo posterior, Ramos y el menor fueron detenidos en el Fonavi de Sánchez de Thompson al 200 bis, donde se secuestraron drogas, un chaleco antibalas y celulares.
La trama familiar se amplía con la imputación que enfrentará este miércoles Nicolás Hernán R., hermano de la suboficial detenida. El joven de 18 años está acusado de haber participado en una balacera contra el domicilio de Norma Acosta —una mujer que denunció el narcotráfico y también fue condenada por ese delito—, ocurrida el 7 de mayo en Larguía al 3400, también en barrio Tablada.
La causa revela una preocupante infiltración de estructuras criminales dentro de las fuerzas de seguridad y deja en evidencia cómo la información interna puede ser utilizada para facilitar ataques armados en Rosario, una ciudad que atraviesa una grave crisis de violencia.
