Abel Guzmán, el colorista que asesinó a su compañero de trabajo, Germán Medina, en una peluquería de Recoleta, fue detenido este miércoles en el partido de Moreno.
El asesino había logrado mantenerse prófugo de la Justicia por más de dos meses. Era buscado también en otros países, ya que se temía que podía haberse ido de la Argentina.
Se pusieron a disposición 5 millones de pesos de recompensa para quienes aportaron datos fehacientes y eso fue lo que sucedió.
Un vecino de Moreno lo reconoció y lo situó en una quinta de Moreno,
en donde el asesino trabajaba para una mujer de avanzada edad, que ignoraba por completo de quién se trataba.
Además del aporte de testigo, resultó clave el seguimiento con GPS al entorno de Guzmán: lo ubicaban en Moreno, pero no tenía datos precisos del lugar. Por ello, el dato de quien lo reconoció fue el cabo que faltaba.
El colorista había cambiado notablementesu aspecto físico: se dejó crecer el pelo, también una frondosa barba y se lo observa con mucho más peso.
La detención estuvo en manos de la División Captura de la Policía de la Ciudad y se espera que en las próximas horas se le tome indagatoria por el crimen.
Cómo fue el asesinato de Germán Medina
Las cámaras de seguridad del local registraron toda la secuencia. El video, en total, dura dos minutos y medio.
En él se pueden ver a tres hombres y a una mujer sentados en ronda. Guzmán está parado, saca el arma y comienza a increpar a sus compañeros.
En medio de la discusión, mientras amenazaba a sus compañeros, transcurren varios segundos de Guzmán con la pistola en la mano ya habiéndola gatillado (lo hizo apenas la sacó de su pantalón) y se percibe que los momentos de tensión con sus compañeros persisten.
En todo momento, Guzmán mantuvo una distancia necesaria para poder efectuar un disparo “limpio” y pese a que alguno de sus compañeros intentó acercarse un poco, él continuaba manteniendo esa distancia. Eso, en el video, puedo evidenciar que él premeditadamente sabía qué estaba haciendo y que no habría sido solo un ataque de furia.
Lo llamativo de toda esta escena fue que Germán Gabriel Medina, quien termina siendo la víctima fatal, en todo momento permaneció sentado, incluso en una situación relajada, con una mano sosteniendo su cabeza y no se inmutó siquiera cuando fue apuntado directamente por Guzmán, como creyendo que el asesino no sería capaz de efectuar el disparo mortal.
En ese momento y con absoluta frialdad, Guzmán le dispara en la cabeza a Medina y sale corriendo, ante la mirada de terror y estupefacta de sus compañeros.
Sobre el final del video, se puede ver cómo uno de los empleados le facilita la huida a Guzmán, al abrirle una ventana para que pueda escapar.
