Pensar, idear y desarrollar una bebida que sintetice de manera perfecta los sabores y la idiosincrasia de nuestra Mesopotamia Argentina es sin dudas una mezcla de magia y alquimia que Tomas Jaime supo realizar muy bien.
Siendo estudiante de Administración de Empresas en Buenos Aires, pero con su corazón en la ciudad de La Paz que lo vio nacer, el joven comenzó en 2015 a concretar un proyecto que él mismo ideó: crear un gin nacional, premium y con identidad litoraleña.
“Era estudiante y se me ocurrió crear un gin Premium que nos represente a los entrerrianos y al litoral. Fue un proceso que se fue dando de a poco, no fue de un día para otro. Llevó mucho tiempo el dar con la receta, estandarizar el producto y luego darlo a conocer”, comienza contando Tomas en los estudios de Vía Paraná.
Lo de la producción de bebidas no es algo que el joven heredó de familia ni mucho menos, “yo arranqué de cero literal”, reconoce el creador de la marca que hoy comercializa 15 mil botellas por mes.
“Siempre me fue sorprendiendo para bien lo del gin. El producto se empezó a hacer más conocido y comenzó a estar en los bares más importantes de Buenos aires, en las vinotecas y de repente se fue agrandando. Uno también se empieza a profesionalizar y hacer de un sueño un proyecto y luego una empresa como es hoy”, cuenta.
Tomas comenzó con la idea de producir un gin propio por el fanatismo que tenía por este destilado. “En ese momento había poco producto bueno y lo que había era caro porque era importado. Dije por qué no crear un gin nacional, de calidad, que sea bueno, rico y que se produzca en nuestra zona y que tenga notas cítricas que es el cultivo emblema de nuestra región”, dice.
Reconoce que actualmente está tomando más Ron y adelanta que desde la empresa están “en desarrollo de un Ron producido en Paraná, tenemos muy buena materia prima como la caña de azúcar de Tucumán”.
Un Gin 360
Si algo caracterizó desde el minuto uno a la marca es que no deja ningún aspecto librado al azar, todo está planificado, evaluado y realizado al 100 por ciento. “Primero trabajamos mucho la imagen y la calidad del packaging, usamos insumos premium, muchos importados”, detalla.
Tomas afirma que otra de las características es que se trata de un producto estandarizado, “lo que se consume es de calidad premium: el agua, el alcohol, usamos todos productos naturales, las mandarinas de Villa del Rosario, el romero de La Paz. Cuidamos mucho el producto en sí”, afirma.
La comunicación y las redes sociales es otro de los puntos fuertes del producto, “siempre estamos atrás de las tendencias. Para el año que viene la idea es lanzar la botella eco friendly, la tapa, la silicona, las etiquetas, las cajas, todo hecho con material reciclado”, cuenta sobre el próximo paso que buscan dar para contribuir al cuidado del medio ambiente.
Heredero del sabor
Al hablar de gin Heredero estamos hablando de un producto noble y versátil, Tomas reconoce que en Argentina todavía no consumimos tanto Gin Tonic pero que “la gente se va acostumbrando a tomar destilados con una graduación alcohólica elevada; por ahí le tienen miedo por eso tratamos de hacer un gin lo más amable posible. No tiene tanta graduación alcohólica y tiene notas cítricas que hasta te permite tomarlo solo”, cuenta.
De La Paz al mundo
“Yo quiero un montón a mi ciudad y a mi provincia”, afirma Tomas y eso queda demostrado desde los inicios de su proyecto. “Cuando avanzamos con el gin nos ofrecieron hacerlo en Buenos Aires y en Mendoza, pero sin dudarlo dije que lo quería hacer acá en Entre Ríos”.
“En su momento lo iba a hacer en La Paz pero por cuestiones de logística no se pudo, no dudé en desarrollar Heredero en Entre ríos. Quiero que mi marca y mi empresa sea un lugar a visitar en mi provincia, estamos en un proyecto de hacer un lugar nuevo con visita guiada, restaurante, bar, hotel boutique. Así como cuando los turistas llegan al aeropuerto y les recomiendan viajar a Mendoza a visitar una bodega, queremos que en tres o cuatro años la sugerencia sea venir a Entre Ríos a visitar la destilería de Heredero”, sintetiza Tomás con la ilusión de un sueño ya hecho realidad pero que no para de crecer.