Entre Ríos: un joven falleció tras una presunta sobredosis de cocaína para evitar la requisa policial

Dos jóvenes, de 24 y 21 años, fueron interceptados el miércoles por la policía en un control en Nogoyá mientras se trasladaban en motocicleta. Al recibir la orden de alto, intentaron huir, lo que llevó a una persecución hasta la localidad de XX de Septiembre. Durante el procedimiento, los oficiales encontraron varias dosis de cocaína y uno de los jóvenes expulsó una bolsita de droga de su boca, según explicó el jefe Departamental Nogoyá, Eduardo Godoy.

Entre Ríos: un joven falleció tras una presunta sobredosis de cocaína para evitar la requisa policial
La identificación por la tenencia de drogas

El joven de 21 años, identificado como Matías Alejandro Ponce y oriundo de Rosario del Tala, comenzó a convulsionar tras abordar un colectivo hacia Tala. Fue trasladado al hospital de Lucas González, donde fue estabilizado. Sin embargo, durante una segunda entrevista con la policía, su compañero admitió que Ponce había ingerido dos bolsitas de cocaína para evitar ser descubierto. Posteriormente, fue llevado al hospital San Martín de Paraná, donde falleció debido a un paro cardiorrespiratorio.

Las autoridades están investigando el caso y se presume que los jóvenes podrían haber viajado a Nogoyá para adquirir drogas con la intención de revenderlas.

¿Qué factores socio-económicos pueden influir en el consumo de drogas entre los jóvenes?

El consumo de drogas entre los jóvenes puede verse afectado por diversos factores socioeconómicos que incrementan su vulnerabilidad.

La privación económica y social es un elemento fundamental; los jóvenes que habitan en áreas con alta pobreza y desigualdad son más propensos a consumir sustancias. Esto se debe a la escasez de recursos y oportunidades, así como a la existencia de comunidades deterioradas que fomentan el uso de drogas.

El nivel educativo también es crucial. Aquellos con menor formación académica tienen una mayor probabilidad de involucrarse en el consumo de drogas. Además, la educación de los padres influye significativamente; un aumento en su nivel educativo se asocia con una disminución en el riesgo de consumo entre sus hijos.

Las relaciones familiares son otro factor determinante. Los jóvenes que provienen de familias disfuncionales o que mantienen relaciones conflictivas con sus padres tienen un riesgo elevado de consumir sustancias. La falta de apoyo emocional y normas familiares claras puede contribuir a este comportamiento.

El contexto social y cultural también impacta el comportamiento juvenil. Aquellos que crecen en barrios con alta criminalidad o en ambientes degradados son más propensos a involucrarse en conductas delictivas y al consumo de drogas.

La presión social ejercida por los pares es un factor clave durante la adolescencia. Los jóvenes pueden sentirse obligados a consumir drogas para ser aceptados por sus amigos, lo que aumenta la probabilidad de iniciar el uso de sustancias.

Finalmente, la presencia de problemas psicológicos, como depresión o ansiedad, puede llevar a los jóvenes a buscar alivio en las drogas, especialmente en contextos socioeconómicos adversos donde el estrés financiero y la falta de acceso a servicios de salud mental son comunes.

La interacción entre estos factores crea un entorno favorable para el consumo de drogas entre los jóvenes. Por ello, es esencial que las políticas públicas aborden estas desigualdades socioeconómicas y ofrezcan apoyo educativo y familiar para mitigar el riesgo asociado al uso de sustancias.