La Justicia Federal de Eldorado investiga el robo de armas -pistolas 9 mm.- y municiones en la Sección San Pedro de Gendarmería Nacional. Fueron relevados de sus funciones el jefe de la Sección y dos suboficiales y no se descarta que las pistolas y balas sustraídas hayan ingresado al tráfico de armas en la frontera, con destino Brasil.
Según se pudo saber de fuentes de la investigación, el pasado 28 de junio se detectó en el recinto de la sala de armas de esa Sección, un faltante de cuatro pistolas 9 milímetros -del tipo «pietro beretta»- con sus respectivos cargadores y más de 25 municiones 9 milímetros.
Intervino en el caso el Juzgado Federal de Eldorado, a cargo de Miguel Ángel Guerrero, quién dispuso una serie de medidas de pruebas, en tanto que las autoridades de la fuerza relevaron al jefe de la Sección y encargados de la sala de armas, donde estaban guardadas las mismas, con las municiones.
En un primer momento se hizo un rastrillaje en todo el predio que compone el escuadrón, no pudiéndose dar con el faltante de las armas y municiones sustraídas.
La Gendarmería dispuso el relevo y exoneración de las personas que tuvieron directa responsabilidad con el cuidado y administración de la mencionada sala de armas, hasta tanto se puedan dilucidar los pormenores que dieran lugar a la desaparición del material de guerra. En ese contexto, fueron exonerados el jefe de la Sección y dos suboficiales.
En cuanto a «¿Qué es lo que pasó para que un hecho tan grave haya sucedido en instalaciones de la Gendarmería y quiénes serían los responsables?», se supo -pese al hermetismo del caso tanto en la Justicia, como puertas adentro de la fuerza- que las armas y proyectiles robadas habrían sido vendidas en tráfico de armas en la frontera con destino la República Federativa de Brasil.
Las investigaciones apuntan a que uno o dos efectivos de la fuerza federal con asiento en San Pedro, habrían comercializados el material a civiles locales que se dedicarían al tráfico de armas para posteriormente pasarlas al Brasil, ya que este tipo de armas son muy buscadas por los delincuentes u organizaciones criminales del otro lado de la frontera.
Si bien el faltante de las pistolas y balas se hubiera descubierto en el tiempo, a través de los controles regulares que hace la fuerza sobre ello, el afán por obtener una buena y rápida retribución y en el mercado negro de ventas de armas, habría llevado a los gendarmes involucrados a llevar a cabo el robo interno, sin mediar las consecuencias.
El magistrado interviniente tomó declaración a los gendarmes sospechosos, se confiscaron sus celulares para conocer mediante pericias si quedó registrado algún tipo de comunicación que los conecte con los malvivientes. También se hizo allanamientos en sus domicilios y de otros sindicados que podrían ser los encargados de reducir las armas.