La segunda noche de la Fiesta de la Navidad confirmó nuevamente su poder de convocatoria y su valor como uno de los eventos más representativos de la región. Desde las 16 horas, el predio municipal de Leandro N. Alem recibió a miles de vecinos y visitantes que participaron de una amplia agenda de actividades hasta la medianoche.
Las propuestas infantiles abrieron la jornada con talleres llenos de colores, brillo y creatividad, donde los más chicos elaboraron decoraciones navideñas y participaron de dinámicas vinculadas al espíritu de la celebración. El espacio volvió a ser un punto de encuentro familiar, donde los niños aprenden y se divierten en un ambiente preparado especialmente para ellos.
Luego fue el turno de la cocina navideña alemana, uno de los segmentos más valorados por el público adulto. Las recetas típicas, la participación de la gente y el intercambio de anécdotas culinarias crearon un clima cálido y cercano que reforzó la identidad multicultural de la ciudad.
Al caer la tarde, el predio se detuvo para dar lugar al tradicional desfile de carrozas, una de las expresiones más icónicas de la fiesta. Con 26 pasadas y más de 600 participantes, las representaciones recorrieron pasajes bíblicos, tradiciones ucranianas y alemanas, y escenas emblemáticas del espíritu navideño. Vestuarios, luces y puestas en escena hicieron de este momento uno de los más emocionantes de la jornada.

La música tomó el protagonismo en el escenario mayor, donde Cristian y La Ruta abrieron la noche con una presentación cargada de emoción que culminó con la entrega del Premio Revelación, una distinción que celebró su crecimiento y su fuerte vínculo con la comunidad.

El cierre estuvo a cargo de Banda XXI, que hizo bailar a todo el predio con un show enérgico y repleto de éxitos. Su actuación recibió el Premio Consagración de la edición, marcando el punto más alto de una noche que combinó cultura, tradición y un espíritu festivo que se vivió de principio a fin.

































