El ex soldado Coronel nació en la localidad misionera de Gobernador Roca y durante el conflicto bélico formó parte de la Compañía “C”, que combatió en primera línea en Monte Kent. Donato ya estaba de baja y le solicitaron volver, dándole la opción de elegir si ir a pelear o quedarse en en el continente. “Mis compañeros me cargaban y me dijeron que tenía que volver porque Argentina había tomado las islas. Me volví a Roca de nuevo para despedirme de mi familia”, contó.
Sinn dudar, optó por volver a vestirse con la indumentaria de soldado y partió hacia la provincia de Entre Ríos en primer lugar, luego a Buenos Aires y de ahí a Río Gallegos. Sobre el viaje a Malvinas agregó que fueron en un avión de Aerolíneas Argentinas “que le habían sacado los asientos, nos sentaron en el piso, e íbamos todos como sardinas”.
Ya en las islas, lo primero que lo sorprendió fue el cambio de clima, paso del caluroso otoño sudamericano al frío del sur helado argentino. “El primero de mayo fue el primer ataque con aviones de los ingleses, estaba clareando y nos atacaron», contó Donato. Seguidamente, explicó que luego de algunas horas de combate tuvieron que replegarse porque se quedaron sin municiones.
“Al irnos lo encontré al soldado “Casco” que estaba herido y tuve que llevarlo sobre mis hombros. Ese día era un infierno, ese combate fue muy duro”. El soldado Casco era chaqueño, amigo de regimiento de Donato, fue uno de los héroes caídos en batalla de la Guerra de Malvinas.
Uno de los pasajes más impactantes de su historia fue cuando Donato comentó como tuvieron que contrarrestar el frío durante el primer día en la montaña. “Solamente fuimos con una capa, cuando llegamos nuestras mochilas y carpas no estaban, no teníamos frazadas ni nada, estábamos todos mojados al pie de Monte Kent. Ahí casi nos congelamos, hacía mucho frío y nos encimabamos uno arriba del otro para poder calentarnos. Al otro día recién vino nuestra bolsa con elementos y carpas”.
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Por otro lado, ya en combate, el veterano contó otro de los difíciles momentos que le tocó vivir: “El primer combate fue el 13 de mayo, en primera línea, más o menos a la media noche. Combatimos cerca de 3 o 4 horas, nos quedamos sin municiones y tuvimos que replegarnos. Al irnos de ahí le encontré al soldado “Casco” que estaba herido y tuve que llevarlo sobre mis hombros. Ese día era un infierno, ese combate fue muy duro”, señaló.
Ya comentando sobre lo que fue el regreso al continente, Donato expuso: “Me impresionó mucho el recibimiento en Comodoro, la gente impresionante, de la costa del mar donde bajamos hasta el pueblo. Creo que era de noche, y la gente nos traía comida, nos llevó a dormir a sus casas. Pasó tanto tiempo que yo traté de olvidar enseguida eso.”
En el predio del ejército relató otra llamativa situación: “Cuando volví al regimiento, nos trataron otra vez muy mal los cuadros, nos querían volver hacer colimba. Nosotros ya habíamos terminado, yo me fui por voluntad propia. Nos rebelamos contra ellos y ahí terminó todo”. Al igual que sus camaradas, también tuvo algunas secuelas de la guerra: “Volver fue muy duro para nosotros. No podía dormir. Había un transformador de EMSA que hacía ruido como una turbina, yo dormía y cuando lo prendían a veces me tiraba cuerpo a tierra pensando que eran los aviones”, finalizó Donato.