Durante varios días, una niña de 11 años de Neuquén sufrió agudos dolores abdominales. Su madre la llevó reiteradas veces a la guardia pediátrica para que los médicos la revisaran. Los profesionales la atendieron, le hicieron estudios, le aseguraron que estaba sana y la enviaron de vuelta a casa. Sin embargo la situación se salió de control y tuvo un trágico desenlace.
La pequeña Valentina sufrió un shock séptico y murió por una peritonitis, horas después de haber sido atendida por los profesionales. La madre explicó que en la clínica le hicieron un chequeo general y la mandaron a casa. Al otro día, su hija continuaba adolorida y se dirigieron a otro centro de salud. Pero, como el día anterior, se vieron obligadas a esperar durante varias horas para recibir atención médica.
Así pasaron cuatro días corriendo entre radiografías, un hisopado de anginas y calmantes. La niña volvió a ser atendida por un profesional. “La llevé de nuevo porque cada vez que la llevaba a un lugar nuevo era como volver a empezar y nadie hacía nada”, sostuvo Tatiana, su madre.
La niña entró en shock y debió ser trasladada de urgencia a un centro de salud privado. Le hicieron los estudios e indicaron que todo estaba en orden. Sin embargo en una de las tomografías descubrieron que sufría un shock séptico, es decir una afección mortal producida por una infección en el organismo, y debían operarla.
Valentina estuvo en terapia intensiva pero no lograron estabilizarla y murió. Su familia hizo la denuncia por mala praxis a los médicos. “A mi hija sana le arrebataron su vida”, dijo la madre de la menor en diálogo con AM Cumbre. Y agregó: “No puede existir negligencia médica y menos en las clínicas privadas”.
Luego de efectuar la denuncia, la autopsia confirmó que la niña de 11 años murió a causa de una peritonitis. “Sabemos que con un simple diagnóstico, un examen de orina o sangre a tiempo se puede resolver sin llegar a esto”, dijo su madre.