En muchas oportunidades, el emprendedurismo y creatividad viene en la sangre. Personas soñadoras se contagian, especialmente dentro de la familia. Fue el caso de un joven lujanino, quien decidió emprender para cumplir el sueño de las mujeres de su familia.
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Es Gregorio Bajda, quien ayudó a hacer realidad la creación de su bisabuela, que después ella pasó a su hija y ella a su hija. Es un trabajo familiar que ya tiene tres generaciones de trayectoria, pero fue Gregorio, junto a su madre Maria José y a su hermano Gaspar, quien ayudó convertirlo en un emprendimiento.
Se trata de Valca, una crema regeneradora que creó Dora, la bisabuela de Gregorio hace varias décadas atrás. Es una loción destinada a las diferentes lesiones de piel, que aseguran que tiene una fórmula milagrosa. Con el tiempo Doris pasó su crema a su hija y ella a Maria José, la mamá del joven.
Gregorio, orgulloso del legado de las mujeres que han marcado la historia de su familia, tomó la decisión de emprender la crema que creó su bisabuela hace tantos años atrás.
Gregorio y el legado de mujeres soñadoras
El es un joven lujanino de 23 años, quien asegura que desde niño le ha gustado crear e inventar dentro del mundo de los negocios. “Me considero una persona soñadora y que siempre le gusta estar haciendo cosas nuevas”, contó Gregorio a Vía Mendoza, afirmando así que es algo que heredó de las mujeres de su familia.
Siempre supo que era lo que quería hacer con su vida, por lo que cuando surgió la idea de emprender con la cremas que llevan generaciones en su familia, no lo dudó, aunque si supo que era un gran desafío y algo que iba a llevar tiempo.
La crema que creó su bisabuela fue creada con una sola intención, ayudar a las personas que sufren de grandes lesiones de piel, como son las quemaduras, escaras y diferentes tipos de dermatitis. “Realmente mi familia es una apasionada en el arte de curar”, detalló el joven, mientras contaba que estas mujeres perfeccionaron la crema por 60 años.
“Yo crecí en esto y también es algo que me apasiona mucho, he visto lesiones graves y todas con final feliz”, comentó Gregorio. Por esa razón, la decisión de emprender no fue difícil de tomar: “Hace algunos años atrás, en conjunto con mi mamá empezamos a pensar la idea de poder emprender con la crema”.
Gregorio está consciente del legado que estas mujeres les han dejado y no tiene miedo de decir que esta orgullosa de ellas y de lo que le han pasado. “Me enorgullece mucho poder seguir con este legado y saber que además de hacer algo que me apasiona, tengo la posibilidad de ver una persona feliz al final”, expresó Gregorio.
Su abuela, cuando se enteró que su nieto quería emprender con las cremas y hacer que su legado se extienda aún más en el tiempo, se llenó de amor y orgullo por él, animando a toda la familia de participar de este proyecto. Por ello, Gregorio no trabaja solo, además de su mamá, trabaja codo a codo con su hermano Gaspar y un pequeño equipo de personas.
Juntos, lograron sacar esa fórmula de crema que Dora creó hace tantos años atrás, al mercado mendocino. Están buscando expandirse aún más, estando conscientes del proceso que cada paso de crecimiento de su proyecto familiar implica.
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Finalmente, Gregorio dejó en claro que esa parte soñadora de él, viene de estas tres mujeres que antes de su paso, allanaron el camino para que esto fuera posible. Fueron ellas quienes le inculcaron a este joven que hay que trabajar por los sueños. “Venimos a este mundo con un propósito, creo que la parte mas importante de toso es poder saber cual es y encontrar nuestra pasión”, concluyó Gregorio.