El amor para toda la vida existe. Si bien en estos tiempos es difícil encontrarlo, muchos de nuestros abuelos son fieles ejemplos de ello. Elisa García (76) y su marido, Oscar Candeloro (81) se conocieron en una fiesta casi de “casualidad” pero el destino los unió y llevan juntos casi toda la vida.
No hace falta que sea el Día de los Enamorados para que ellos reivindiquen el amor, pero usaremos esta fecha como excusa para contar su historia. “Nos conocimos en el cumpleaños de 15 de mi cuñada, que en ese entonces no éramos nada”, comenzó Elisa y resaltó que ella y su hermana no se juntaban mucho con los chicos del barrio, pero ese día fueron a la fiesta a la que las habían invitado.
Ambos se criaron en Guaymallén, en las cercanías del Cóndor del Acceso, y fue allí donde nació el amor. “Te vas a reír cuando te cuente”, dijo la mendocina previo a recordar los detalles de la noche en la que hablaron por primera vez.
“Mi marido y un amigo hicieron una apuesta por una botella de coñac si me hablaba”, recordó sobre la razón por la que Oscar se acercó a ella. Es que justamente esa era la consigna, sacarla a bailar y conversar con ella.
Aunque el amor a primera vista en este caso no funcionó. A ella él le había parecido un chico casi “insignificante”, pero accedió a bailar con él. “Él era chiquito, flaquito y me pareció que era un hombre que no tenía suerte con las mujeres, pero le dije a mi hermana que lo iba a aceptar. Y bueno esa noche él se ganó el coñac”, dijo entre risas.
Más allá de que ella no tuvo la mejor impresión de él esa noche, y que se dejó llevar por la “lástima”, desde ese día no se separaron más. En ese entonces Elisa tenía 17 años y él 22, vivían una cuadra y se veían cada vez que podían.
“Salía de trabajar y pasaba por mi casa, volvía a su casa, comía, se daba un baño y volvía. A la tarde igual, hasta la noche. A cada rato estábamos juntos”, contó y así estuvieron por 5 años, tiempo que duró su noviazgo.
Un amor para toda la vida
Elisa y Oscar sellaron su amor en 1966 y un año y medio después nació Víctor, su primer hijo. Luego llegó Viviana y diez año después del primogénito fue el turno de Ariel, el más chico.
La familia se trasladó luego de Guaymallén a Maipú, donde viven desde hace poco más de 40 años. Con los años llegaron los hijos de sus hijos, tienen 9 nietos y un pequeño bisnieto que desde que nació alegra sus días.
“Nunca discutimos ni estuvimos más de un día enojados. Nunca nos separamos de cama”, dijo con orgullo Elisa sobre su matrimonio, pese a que reconoce que pasaron por momentos muy difíciles en los que muchas veces no tenían qué comer, pero “siempre juntos”.
Como consejo para otras parejas, resaltó la paciencia. “El noviazgo y el matrimonio es entendimiento. Hablar, no discutir y tratar de arreglar las cosas con palabras es lo más importante. Yo digo que es un aguante mutuo”, cerró Elisa.
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