Ian, un niño mendocino de 7 años, venció la muerte nueve veces. El pequeño comenzó con cirugías extremas en su cerebro a solo cuatro días de nacer debido a su crítico estado de salud, y esa fue la primera de nueve operaciones que le salvaron la vida.
El niño con sólo cuatro horas de vida sufrió un paro cardíaco y un ataque cerebro vascular en grado cuatro, producido por una hemorragia. Desde ese momento, vivió en la lucha.
Luego de nueve operaciones que le salvaron la vida, con solo cinco meses Ian regresó a su hogar parapléjico. Sin embargo, para su familia el diagnóstico no tuvo fronteras y hoy, siete 7 años después, el pequeño camina con un andador, va a la escuela y disfruta aprendiendo día a día.
Ian, el “niño milagro”, venció la muerte nueve veces
Paola Pescara, de 38 años, esperaba a su primer bebé con un embarazo que no había presentado complicaciones. Ian llegó en la semana 38, cuando los estudios indicaron que su mamá tenía su placenta envejecida.
Cinco días después, el 22 de diciembre de 2014, el pequeño nació por parto natural. “Me explicaron que, como consecuencia de esa situación, el crecimiento de mi bebé se había detenido”, recordó Paola a Mdz, sobre sus días en el hospital de Maipú, Diego Paroissien.
Con solo cuatro horas de vida, el pequeño sufrió un paro cardíaco y un ataque cerebro vascular en grado cuatro, producido por una hemorragia, lo que le provocó una hidrocefalia.
El equipo de profesionales actuaron en el momento y pudieron salvarlo, pero le dieron el alta porque “pensaban que Ian no iba a sobrevivir y querían que lo tuviésemos para estar con él en sus últimas horas de vida”, comentó su mamá.
Con apenas unos días de vida, el pequeño sufrió una intensa descompostura y sus padres decidieron llevarlo al hospital Humberto Notti. El paso siguiente fue colocarle una válvula en el cerebro para lograr que el líquido cefalorraquídeo drenara. Esa fue la primera de nueve operaciones.
Ian fue dado de alta, pero su mamá notó que algo no estaba bien y lo llevaron nuevamente al hospital: los análisis de sangre arrojaron que el pequeño había adquirido una bacteria rara, que se da entre un millón de pacientes.
Por ese motivo, a los 20 días le realizaron una segunda cirugía cerebral y durante la intervención sufrió un paro cardiorespiratorio. Nuevamente, los médicos lograron salvarlo.
La esperanza, el gran motor para salvarle la vida a Ian
“Nos dijeron que debíamos esperar que pasaran 48 horas. Casi no había esperanza de que sobreviviera. Así pasamos más de un mes mientras evolucionaba de manera favorable”, contó Paola a Mdz.
Su madre no se movió de la puerta de la sala de neonatología, donde Ian estaba intubado con cuidados extremos. Pasaron los minutos, las horas, los días y los meses, sin perder la esperanza.
Los profesionales del hospotal pediátrico siguieron realizando intervenciones por más de seis horas, debido a que la bacteria había hecho estragos en el cerebro del pequeño.
“En una oportunidad llegamos a decirle al doctor que ya no lo operara más; que lo dejara irse. La bacteria le había provocado a mi bebé malformaciones en la mitad de su cerebro. Pero ellos nunca se dieron por vencidos, siempre nos sostuvieron para poder seguir adelante”, rememoró la mujer.
El presente de Ian, resiliencia y aprendizaje constantes
Como consecuecia de su delicado estado de salud, Ian regresó a su hogar parapléjico con tan solo cinco meses de vida. Sin embargo, para su mamá el diagnóstico no tuvo fronteras y hoy el pequeño camina con andador y está aprendiendo a sentarse.
Sus días se dividen entre terapias de fooaudiología, hidroterapia, kinesioterapia, terapia ocupacional y terapia visual. Ama ir a la escuela, donde juega y aprende con otros niños de su edad.