En el marco de una nueva jornada de visibilización y lucha de las mujeres a lo largo de todo el mundo se reflexiona sobre las personas que se encargan de proteger a las mujeres. En su gran mayoría se trata solo las mismas mujeres por la ausencia de políticas públicas de parte del Estado o por el accionar tardío de la fuerza policial. El “amiga llegué”, es un respirar para quienes tienen amigas, madres, hermanas o mujeres cercanas que regresan solas a casa.
A lo largo de la historia las mujeres fueron invisibilizadas, maltratadas, violentadas con total normalidad. Con el pasar de los años la sociedad se fue modificando y gracias a miles de movimientos de mujeres, luchas y derechos estas acciones fueron cesando de a poco, pero no se lograron eliminar por completo.
A pesar de haber obtenido muchos derechos a los largo de la historia del feminismo en el mundo hay algo que todavía no se logra avanzar: la seguridad de las mujeres. No se habla solo de robos o hurtos, como le puede suceder a cualquier persona, se habla de violencia callejera y sobre todo secuestros que pueden terminar en terribles finales, algunos fatales.
Si analizamos las noticias de las mujeres que han desaparecido en Mendoza por varios días podemos concluir que en su mayoría terminaron siendo víctimas fatales y muchas de ellas con signos de abuso sexual. Por otro lado, con el mismo final muchas mujeres violentadas que realizaron su denuncia no obtuvieron una respuesta de Estado o del personal de policía por falta de políticas públicas que respalden a las mujeres ante esas situaciones.
Bajo este contextos las mujeres optan por cuidarse entre ellas ante cualquier inconveniente. Como resultado de un sondeo que respondieron mujeres mendocinas se concluye que el 90% de las encuestadas se preocupa por si su par llegó bien a su destino. Cuando el rol se invierte el mismo porcentaje respondió que avisa cuando ya llegó.
Otro de los métodos que utilizan para asegurar el viaje que la persona está sola es compartir la ubicación mediante sus teléfonos. Si van en colectivo avisan cuál se tomaron, en qué parada se bajan para hacerle compañía, o si van en taxi o remis compartir los datos de los vehículos.
Las participantes comentaron que toman todas estas precauciones debido a las noticias que ven y el modo en que generalmente las mujeres son desaparecidas. “La verdad es que a mi me da mucho miedo andar por la calle sola de noche sobre todo, siempre alguien de mi familia o amigas sabe donde estoy por si me llega a pasar algo”, comentó Micaela Morán a Vía Mendoza.
Por otro lado, el miedo de andar por las calles se suele incrementar cuando las mujeres reciben acoso callejero. “Cuando voy caminando sola y algún hombre me dice algo me da más miedo y suelo sentirme vulnerable, por más que le responda con toda la valentía es difícil estar del todo segura”, expresó en la recolección de datos Valentina Muñóz.