Alejandra Mellado, coordinadora del programa de Obesidad, contó que el 40% de los niños tienen sobrepeso y obesidad en Argentina y el número es muy similar en Mendoza: "Es un tema que tiene que instalarse en todos los sectores y nos compromete a todos. Es un desafío en el rol de los papás, principalmente nos compromete a ocuparnos. Seguidamente asumir que somos modelo de la conducta de nuestros hijos, aprenden más de lo que ven que lo que escuchan", contó en declaraciones a Canal 7.
"Uno tiene el rol de formar, por lo tanto tiene que orientar las conductas beneficiosas y saludables integralmente. Cuidar qué come, cuánto, con qué frecuencia determinados alimentos. De acuerdo al problema, al tiempo de establecimiento de la problemática si hablamos de sobrepeso y obesidad o si hay patologías los padres tendremos que buscar ayuda en los profesionales. Llevarlo al pediatra a que realice los controles y también qué otros profesionales de la salud que pueden ayudar. El problema no tiene que ser del niño, sino del grupo familiar. Este cambio de vida que necesitamos es individual pero también de la colectivo", explicó.
En tanto, Yanina Mazzaresi, licenciada en nutrición e integrante del Consejo Asesor del programa de Nutrición, agregó: "En alimentación es importante comprender que hay que trabajar con conducta alimentaria, no con dietas. No hagan dietas que ocasionan más daños que beneficios. La infancia es etapa de crecimiento y desarrollo que hay que garantizar. En este afán de que solo nos importa el peso nos olvidamos de la conducta. Nosotros tenemos distintos tipos de hambre: el real o fisiológico y hay un hambre emocional que responde a distintos estados de ánimo: aburrimiento, soledad o no tener tiempo e implica más esfuerzo generar un vínculo o juego con el niño y toma forma de comida. Es importante estar atento al valor simbólico que tiene el alimento".
"La aceptabilidad de verduras en chicos aumenta cuando las mamás consumen verduras durante el embarazo. Además la lactancia ofrece un sabor diferente según lo que la mamá coma. Coman lo más variado en frutas y verduras posible, porque esas sutilezas prepara al niño a aceptar mejor los alimentos cuando comienza la etapa de alimentación complementaria a los seis meses", concluyó.