Con la película "Muere, monstruo, muere", entre el thriller y el cine fantástico, el director mendocino Alejandro Fadel llevó a Cannes este domingo el terror, un género marginado que sigue siendo un "lugar de resistencia", informa la agencia de noticias EFE.
La historia se sitúa en una inhóspita zona de Los Andes, donde van apareciendo una serie de cuerpos de mujeres decapitadas. Mientras la policía busca al asesino, van surgiendo pistas que hacen pensar que se trata de un misterioso monstruo.
El policía rural Cruz (Víctor López) estará a cargo de una investigación que cada vez se vuelve más paranormal y donde el principal sospechoso, David, (Esteban Bigliardi) es un individuo que oye una voz en su interior que le dice "muere, monstruo, muere".
La actriz mendocina Tania Casciani es Francisca, una de las asesinadas y esposa de David. Romina Iniesta es otra talentosa actriz mendocina que en esta película interpreta a una psiquiatra. En el Festival, ambas lucieron en sus muñecas un pañuelo verde en referencia a la lucha que mujeres argentinas mantienen a favor de la Legalización del aborto.
La cinta, en la frontera del cine fantástico, es "una película que trabaja más sobre la idea del miedo que sobre el género puro y duro", explica a la AFP el director, guionista habitual de Pablo Trapero ("Elefante blanco", "Carancho").
Fadel reconoce que "el terror siempre ha sido un género muy marginado, generalmente menor" pero que, en el mundo del cine, es "un lugar de resistencia".
"El terror, en sus formas más oscuras, surrealistas y extrañas, ha encontrado un lugar de resistencia: con imágenes nuevas que provoquen y sorprendan" al espectador, insiste el director mendocino.
Para su segunda película después de "Los salvajes", con la que estuvo en la Semana de la Crítica en 2012, Fadel decidió adentrarse en el cine de género sin haberlo previsto.
En principio tenía pensado un proyecto más documental, para filmar ciertos lugares de su provincia, pero cuando pensó en la historia de amor de dos hombres que aman a la misma mujer, que luego es asesinada, empezó a reflexionar sobre "cómo se trabaja el duelo, cómo se expresa eso que uno no puede expresar, y ese vacío que genera ansiedad, miedo, incomodidad".
Uno de los elementos clave de la cinta es el paisaje, montañoso y árido, por donde circulan las patrullas policiales en busca de nuevos cuerpos, o las imponentes cumbres de la cordillera, cuyas siluetas marcan la letra "m" de "monstruo".
Una de las dificultades del rodaje fue "trabajar los espacios abiertos de manera claustrofóbica para crear esa especie de presión", según Fadel.
"Muere, monstruo, muere" fue proyectada en Una Cierta Mirada, una sección que recompensa a cineastas poco conocidos, y donde compite con otra película argentina, "El Ángel", de Luis Ortega, basada en la vida del asesino en serie Carlos Robledo Puch, un caso que conmocionó al país en los años 70.