A raíz de la polémica que generó una transfusión de sangre a un bebé prematuro en el hospital Humberto Notti, cuyos padres son Testigos de Jehová, la jefa del Servicio de Terapia Intensiva explicó el delicado cuadro que presentaba el recién nacido y por qué las autoridades del nosocomio tomaron la decisión.
Adriana Bobillo dijo que la vida del menor estaba en peligro porque no recibía oxigenación en el intestino.
"El bebé se agravaba e informamos a los padres, que son muy buenos y llamaron a un comité de enlace de Testigos de Jehová que dieron la negativa, pero entendieron el aspecto científico y el moral en el que nos veíamos implicados", señaló la doctora.
"Notificamos al cuarto juzgado de la posibilidad de hacer la transfusión ya que el chico pesaba 1200 gramos, es prematuro y no tenía oxígeno", afirmó y agregó que la jueza autorizó el acto y mandó un oficio que fue entregado a los padres y al comité de enlace.
"Ellos aceptaron y nosotros le pedimos al comité una ayuda en la contención religiosa de los padres. Estuvieron presentes en el sostenimiento emocional de los padres", explicó la doctora.
El bebé nació con 30 semanas de gestación y pesa 1,200 kilogramos. Tras la transfusión, el bebé evoluciona considerablemente.