Raúl Matiazzo, chofer de la empresa Cata, tuvo un gran gesto con un pasajero que se había olvidado una mochila en el colectivo.
"Una chica me acercó una mochilita de jean azul, antes de llegar a Tunuyán para avisarme que ese hombre al que había ayudado a bajar, porque estaba en estado de ebriedad, se la había olvidado", le comentó el chofer a Diario Uno.
El hombre quiso buscar algunos documentos para devolver la mochila y ahí fue cuando vio la suma de dinero. Matiazzo no quiso dejarle el bolso a nadie.
"Yo se lo quería dar en la mano al dueño y en presencia de algún policía o de alguien para que contara el dinero, aunque ni sabía cuánto había, y que viera que no había sacado nada", agregó.
"La plata me hubiera servido para solucionar un montón de temas, o porque estamos tratando de festejarle el cumpleaños a mi hija y si me piden un peso de más hoy no lo tengo. Pero jamás se me ocurrió tocarla. Prefiero estar y vivir tranquilo", cerró.