La monja japonesa Kumiko Kosaka (42) -imputada como una de las autoras de abusos sexuales y corrupción de chicos sordos en el instituto religioso Antonio Próvolo- abandonará en las próximas horas el complejo penitenciario de Agua de las Avispas (Cacheuta), donde permanece detenida desde mayo de este año.
No obstante, la religiosa no recuperará la libertad, sino que pasará cumplir la prisión preventiva en la modalidad de domiciliaria, y así continuará a la espera del juicio por los -al menos- 44 episodios de ataques sexuales a los niños por los que se la acusa y que la involucran junto a dos curas (Nicola Corradi y Horacio Corbacho) y 3 ex administrativos.
Si bien la Primera Cámara del Crimen había autorizado a Kosaka a continuar detenida bajo esta modalidad "de inmediato" a principios de setiembre -a raíz de un pedido de su abogado, Carlos Varela Álvarez-, desde la fiscalía comandada por Gustavo Stroppiana no hacían efectiva la orden todavía, ya que no consideraban que se cumplieran todas las garantías que se exigen para hacerla efectiva.
Estas son: una encuesta socio ambiental que autorice el domicilio ofrecido, el funcionamiento operativo del dispositivo georreferencial para su seguimiento (pulsera o tobillera) y conformidad en las pericias oficiales que la autoricen, tanto a la imputada como a la cuidadora para seguir en este régimen.
Más allá de estos detalles, esta mañana -y por orden del fiscal adjunto de la Procuración- se ordenó que se haga efectivo el cumplimiento de la resolución de la Primera Cámara del Crimen, por lo que la monja imputada será trasladada en breve desde la cárcel para mujeres de Cacheuta hacia el domicilio ofrecido.
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