Es considerado como uno de los boxeadores con mejores habilidades defensivas de todos los tiempos. "Fue la mayor obra de arte del boxeo". El ídolo más grande del pugilismo argentino y puesto que su arte sobre el ring era inédito.
Calificativos que solo tienen un destinatario, el gran Nicolino Locche. Este lunes se cumple un nuevo aniversario de su muerte y vale la pena recordar porque el "Intocable" fue incomparable.
Debuto como profesional en 1958 ganándole a Luis García y hasta 1968 en que obtuvo la corona mundial realizó 90 combates. Retuvo el título de campeón mundial durante cuatro años y prolongó su carrera hasta 1976 con 136 peleas en total.
Contra quien fuere, Nicolino ofrecía un show estético no exento de cierta sensualidad. Fue el "Intocable" por el prodigioso golpe de vista para esquivar verticalmente. Jugaba con su cintura para que los impactos rectos de sus adversarios pasaran a milímetros de las zonas vulnerables. Nicolino no huía ni se desplazaba exageradamente. A diferencia de otros tiempistas aceptaba la pelea cercana al cuerpo o la descarga de sus adversarios a no más de cincuenta centímetros. Se ayudaba con las palancas de sus fuertes antebrazos cruzados para cerrar la llegada de ganchos a su abdomen y cuando iba a las cuerdas la gente deliraba pues resultaba difícil que se le pudiera pegar. Sus más ilustres rivales- campeones o ex campeones mundiales- no podían creer que teniéndolo tan cerca sus golpes lanzados con oficio y precisión se perdieran en el vacío. Era un maestro también de la neutralización. Y cuando los trababa miraba al ring side saludando a las personas que conocía con un guiño, publicó Infobae.
La única vez que Nicolino fue a pelear dramáticamente, seriamente, obtuvo la corona del Mundo: fue el 12 de diciembre de 1968 en Tokio frente a Paul Fujii a quien le pegó en diez rounds más que la suma de todos sus rivales anteriores. Esa pelea disputada en el Kuramae Sumo, constituye una de las joyas del boxeo de todos los tiempos. Se trata de una demostración académica del arte de pegar sin dejarse pegar, agregó el diario porteño.
Aquella memorable pelea fue "la más bella obra de arte que un boxeador pudo haber realizado sobre un ring", dijo a Los Andes Ernesto Cherquis Bialo que estuvo en Japón con el equipo de Radio Rivadavia.
Fue una lección de boxeo. Una joya de la historia. Un incunable. Nicolino sabía que debía asumir el ataque como fórmula de persuasión para los tres jurados. Y lo hizo. Pero aún así nunca dejó de esquivar los golpes del japonés tanto en ataque como en contragolpe.
Cherquis Bialo recordó uno de su comentarios en esa transmisión. "Si en este momento le preguntan a Fujii si quiere seguir o irse de este infierno, estoy seguro que quiere irse", afirmé. Y unos segundos más adelante, mientras transcurría el 9° asalto, agregué ante tan obvia situación: "A Fujii le queda una sola alternativa: comprar un billete de lotería para ver si puede acertar".
Para llegar a disputar el título mundial debió recorrer un largo camino. En aquella época había un solo campeón del mundo por categoría y este tenía diez retadores en fila del 1 al 10 esperando una oportunidad. A los campeones los reconocían sólo la Asociación Mundial de Boxeo y la revista The Ring. Nicolino era la estrella del Luna Park y derrotaba a todos los rivales extranjeros que el promotor Tito Lectoure le traía para entrar y avanzar en ese famoso escalafón.
Llegar a enfrentar a Paul Fujii fue una enorme tarea que le demandó tres años de gestiones al empresario del Luna Park, Tito Lectoure. Ocurría que nadie le quería pelear y la AMB lo postergó siempre que pudo ya que los empresarios dudaban que ese estilo gustase en alguna otra parte del mundo.
Cuando alcanzó ser el número uno del ranking, ya no se lo podía evitar. Y fue así que les llegó la oferta desde Japón. La misma consistía en una bolsa de 5.000 dólares, más pasajes y estadía para tres, publicó Los Andes.
Defendió su título seis veces: ante Manuel Jack Hernández, Carlos Hernández, João Henrique, Adolph Pruitt, Antonio Cervantes y Domingo Barrera Corpas, pero el 10 de marzo de 1972 perdió la corona por puntos en Panamá contra Alfonzo Frazer. Un año después intentó recuperarla sin éxito y decidió retirarse en 1976.