En el desarrollo del juicio en el que están imputados dos religiosos y un administrativo del Instituto Antonio Próvolo de Mendoza, una testigo contó en cámara Gesell una serie de testimonios hablados que resultaron de gran interés para los querellantes.
Estos testimonios están en marco del juicio por "abuso sexual con acceso carnal agravado por la guarda y la convivencia preexistente con menores, en concurso real con corrupción de menores", que se les realiza a los curas Nicola Corradi (83) y Horacio Corbacho (59) y al administrativo Armando Gómez (57).
La testigo tiene 30 años y su esposo (34), quien declaró el jueves, y son oriundos de San Luis. Ella fue alumna en el Próvolo entre 2006 y 2008, y contó al Tribunal que su "papá vio una vez a un chico con los pantalones bajos y todo sangrado" y que en ese momento "una cocinera le pidió que no dijera nada", informaron fuentes oficiales.
La mujer recordó que ella junto a su hermana fueron expulsadas en el 2008 del Próvolo, y que si bien no vio "nada" siempre sospechó que su "hermana era abusada debido a sus cambios de comportamiento, porque se lastimaba", además agregó que vio como Kumiko maltrataba a los chicos.
"Contó cómo una persona golpeaba con una cadena a los chicos y ellos se refugiaban atrás de esta testigo", dijo el abogado querellante Sergio Salinas.
Y explicó que una niña que habría sido abusada por Corbacho en la panadería, "era una de las pocas que ingresaba a ese sector y siempre había que ir a buscarla", dijo.
Continúan las acusaciones
En la jornada del viernes, retomaron la segunda parte del relato de uno de los testigo y luego el Tribunal escuchó a otra testigo, quien declaró que "unos meses antes de expulsarnos, mi hermana le dijo a mi padre que era abusada por Bordón".
Jorge Bordón, de 51 años, confesó en septiembre del año pasado durante un juicio abreviado ser autor de 11 abusos y recibió una condena de diez años de prisión.
Por su parte, el abogado de la querella por Xumek, Sergio Salinas, contó que "la testigo es hipoacúsica y no se comunicó con lenguaje de señas, habló perfecto y que ella, quien en su momento tenía 17 años, era más grande que los demás niños del Instituto, que en promedio tenían cinco años".
La testigo recordó que le llamó la atención una niña y dijo al Tribunal "yo sé que esa chica, de cinco años, siempre estaba en la falda de Corbacho, y era algo llamativo", a lo que le preguntaron si sabía que esa niña era abusada por Corbacho, la testigo contestó, "no lo sé".
Sobre cómo conoció a la niña, la mujer contestó que la conoció porque "sufría mucho, lloraba mucho, se rasguñaba, se lastimaba, era muy chiquitita", contó Salinas a la prensa.