Los especialistas en Educación señalan que la pandemia de coronavirus y la suspensión de clases presenciales que generó afectó principalmente a quienes arrancan y finalizan un ciclo. En este caso, Vía País habló con Melina, estudiante de primer año de Ciencias Económicas y Sociales en la Universidad Nacional de Mar del Plata, quien nos contó cómo fue su experiencia en este atípico año.
"En mi caso, agradezco haber tenido los trayectos formativos que tiene mi facultad, que fueron desde febrero hasta mitad de marzo. Por suerte tuve una experiencia de ir a la facultad y estar tanto en la institución como con compañeros y docentes. Eso lo agradezco un montón, porque hay chicos que arrancaron la facultad virtualmente sin tener una experiencia previa de ir más que una sola vez, a la inscripción. Eso te debe dar menos ganas de cursar", relató.
En tal sentido, puntualizó que la preparación a virtualidad tuvo que ser "sobre la marcha, no es que la Universidad estaba preparada para una cursada virtual. No es que era una metodología opcional, fue todo sobre el marcha".
"La experiencia personal fue buena, porque se acomodó bastante rápido, y por suerte tengo las herramientas, ya sea desde la virtualidad como de la comodidad para afrontarlo. Hay gente que lamentablemente no tiene ni las herramientas, ni wi fi, y es todo un tema", consideró Melina, quien había hecho la secundaria en una institución privada de Mar del Plata.
En cuanto a la modalidad de evaluación, detalló que "hubo muchos cambios en el regimen de promoción y aprobación. Las materias que estaba cursando son promocionales, y ahora están viendo de tomarme los finales recién en febrero, porque quieren que sí o sí rindamos algo presencial. No quieren conformarse con que rindamos virtualmente y aprobemos las materias de esa manera. Eso depende mucho de cada facultad".
"A los estudiantes de Medicina los quieren hacer rendir presencialmente, a pesar de la situación, y estaban reclamando por eso", apuntó.
Más allá de todo, Melina subrayó que su experiencia es buena y agradece a los profesores que a pesar de todo le ponen onda. Obviamente hay algunos que están más cancheros, y otros que no lo estaban tanto, pero le ponen empeño para llevarlo de la mejor manera".
Con respecto a lo que le ha tocado vivir a amigos y conocidos, relató que "algunos dejaron, y no porque no les guste la carrera, si no como una especie de año sabático forzado. De hecho, piensan retomar el año que viene. El tema es que no se sentían cómodos ya sea porque les costaba aprender de esa manera, como que sentían que iban a empezar el segundo año como ingresantes, y que el primer año era rarísimo y no iban a estar preparados".
"Es algo subjetivo, y cada uno lo lleva de la mejor manera dentro de sus posibilidades", subrayó.
Sobre cómo era el modo de aprendizaje, aseguró que "también era un tema el aprender solos. Por más que tengamos docentes que ayudan y que dan las clases, no es como ir día a día a las clases presenciales, que te "obliga" a estar al día y a interactuar con tus compañeros. No es lo mismo el ritmo que llevás, así como la motivación".
"En mi facultad, y a pesar de que he ido poco tiempo, hay mucho debate e intercambio, dependiendo de los temas que toquemos. Todo eso se pierde, y a veces uno encuentra más ganas cuando tenés la posibilidad de intercambiar opiniones, y poner las cosas en prácticas. A veces es tanta bibliografía y evaluar, reiteradas veces, que se pierde mucho", concluyó.