Luego de una etapa de aislamiento preventivo de los forenses, esta semana, comenzaron los trabajos para el reconocimiento de los restos de los soldados caídos en combate durante la guerra de Malvinas en 1982, los mismos están enterrados en la tumba C.1.10.
El equipo de forenses está conformado por:
- Luis Fondebrider (Argentina) jefe de la unidad forense del CICR.
- Laurent Corbaz (Suiza) jefe de la misión.
- Mercedes Salado Puerto, del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
- John Clark (Reino Unido).
- Derec Benedix, (Estados Unidos de América) forense del CIRC.
- Jane Taylor (Australia), forense del CIRC.
El trabajo está siendo ejecutado por un equipo de seis forenses, coordinado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). “El objetivo principal de nuestro trabajo es que los familiares puedan hacer su duelo con dignidad”, expresó Laurent Corbaz, jefe de proyecto del PPH 2 del CICR. “Han vivido muchos años de incertidumbre, por lo cual haremos lo posible para brindarles respuestas. Los familiares de quienes han fallecido en conflictos armados tienen derecho a que se identifique a sus seres queridos: es un requisito establecido por el derecho internacional humanitario”, explicó Corbaz.
Este trabajo es la continuación de la primera etapa llevada a cabo en 2017, cuando se realizó la exhumación de 122 cuerpos de 121 sepulturas con la denominación “Soldado argentino solo conocido por Dios” en el Cementerio de Darwin. El Plan Proyecto Humanitario (PPH) permitió identificar a 115 soldados, mientras que de los siete restantes aún no se pudo encontrar a los familiares para realizar los estudios.
La tumba múltiple C.1.10 no fue parte de la primera fase porque no se trataba de una sepultura anónima, ya que poseía una lápida a nombre del 1er alférez de la Gendarmería Julio Ricardo Sánchez y de los soldados de Fuerza Aérea Héctor Aguirre, Luis Sevilla y Mario Luna.
Los trabajos ejecutados en 2017, determinaron que los restos de los últimos soldados nombrados, estaban en otras sepulturas individuales, que hasta el momento permanecían como anónimas. Esta situación animó a la historiadora argentina, Alicia Panero, a realizar en 2018 una denuncia en la Justicia por impedimento al acceso a la verdad y a la identidad de un muerto en combate. Sus investigaciones junto con la identificación de los restos impulsaron esta segunda fase. “Fue muy doloroso, pero valió la pena”, dijo Panero a medios de comunicación.
Los miembros de PPH2 dijeron que se hará todo lo posible para preservar la dignidad de los fallecidos a lo largo de todo el proceso forense. Se exhumarán los restos humanos y se tomarán muestras cuidadosamente en un laboratorio temporal construido in situ gestionado por el CICR en función de los objetivos de la operación. Mientras se esperan los resultados del análisis, los restos humanos serán enterrados de manera provisoria en el Cementerio de Darwin.
El análisis de las muestras estará a cargo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), ubicado en Córdoba. Algunos integrantes del equipo del CICR permanecerán en las islas a la espera de los resultados del laboratorio.
Asimismo, otro trabajo que realizarán los forenses es la exploración de Caleta Trullo, a unos 85 kilómetros del cementerio, donde funcionó un hospital de campaña y podría haber restos de soldados argentinos no identificados.
Argentina pidió que se incorporara esta investigación en esta segunda fase del PPH después de que un excombatiente británico advirtiera sobre la existencia de una posible tumba de guerra en esa zona.
Filmus prevé que sobre fines de agosto, las muestras se enviarán al laboratorio de genética forense que el EAAF tiene en la ciudad de Córdoba, donde se realizará el cruzamiento con los perfiles genéticos aportados por los familiares.
“La idea es que a más tardar a fin de octubre, principios de noviembre, podríamos informar a las familias los resultados de la investigación”, estimó Filmus.